Texto de Olga García

A estas alturas parece obvio que no volveremos a viajar del modo en que lo hacíamos, al menos en un futuro inmediato. Olvídate de la plaza de San Marcos abarrotada y de las colas para visitar el Louvre, la pandemia que ha modificado nuestras costumbres nos ha brindado una nueva oportunidad de concebir el turismo, y nuestros vecinos europeos nos esperan. ¿Te lo vas a perder?

Toda la información que necesitas para explorar como nunca antes el Viejo Continente la tienes reunida en el libro 52 escapadas para descubrir Europa . No tendrás que pasar muchas horas en un avión para llegar a tu destino, y, si lo prefieres, puedes apuntarte a la aventura de viajar por carretera o en tren para llegar a estos destinos. Sea cual sea tu medio de transporte, esta fantástica guía te proporciona los datos más actualizados, los lugares imprescindibles y las direcciones y actividades que solo los nativos conocen.

Independientemente del destino escogido, nuestra recomendación es mantenerse informado de la situación sanitaria del mismo en cada momento, así como de las restricciones que puedan afectar a los desplazamientos. Puedes consultar más información en el Ministerio de Sanidad  y en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España.

Para ayudarte a elegir, aquí te traemos 10 lugares para empezar a soñar con el próximo viaje a Europa:

1. Oporto

Comenzamos nuestro recorrido por Europa sin salir de la Península, en la portuguesa Oporto . Para hacerte una idea de cómo es la ciudad, baja a la orilla del Duero y contempla su centro histórico, el barrio de Ribeira, escalonado en la ladera del río. Cuando te canses de recorrer sus calles, ¡súbete en un antiguo tranvía! Si eres amante de los libros, una visita imprescindible es la librería Lello e Irmão, una de las más bonitas del mundo, y si tu amor se dirige a los vinos, entonces date una vuelta por sus bodegas. La vitalidad y el colorido de Oporto te sorprenderán.

2. Lyon

Es una de las mecas gastronómicas de Europa, y se podría decir que aquí nació la nouvelle cuisine, ya que esta ciudad francesa es la cuna del gran Paul Bocuse. Si te consideras foodie, tienes que visitar Lyon. Sus tiendas de alimentos, sus mercados, sus pastelerías… ¡no podrás resistirte! Luego te puedes adentrar en el laberinto de los traboules, los pasajes que unen muchas calles del Vieux Lyon.

¿Y qué te parece ver cine clásico en casa de los hermanos que inventaron el cine? Es uno de los muchos atractivos del Institut Lumière, no te lo pierdas. Al salir, tómate un beaujolais en el Croix-Rousse, o date un paseo por las orillas del Saona o el Ródano, tienes dos ríos para elegir.

3. Brujas

Si tu sueño es viajar en el tiempo, Brujas, en Bélgica,  es tu ciudad. Recorrer sus canales en barca o pasear por sus callecitas medievales es una experiencia de lo más romántica. Catar un montón de tipos de la famosa cerveza belga o de sus deliciosos chocolates, quedarse boquiabierto ante los maestros de la pintura flamenca o visitar maravillosas tiendas de antigüedades son algunas de las propuestas de la encantadora Brujas. Y te proponemos un reto: subir los 366 escalones del formidable campanario de la plaza Grote Markt. ¿Te atreves?

4. Venecia

Del norte del continente damos un salto hasta Italia. Si todavía no conoces Venecia, este es el mejor momento para disfrutarla en todo su esplendor. Nuestro consejo es que la recorras de punta a punta, de día y al anochecer. ¡Nunca se ha visto una Venecia tan hermosa! Sin la plaza de San Marco abarrotada, sin ríos de gente en sus angostos callejones…

El arte saldrá a tu encuentro en cada esquina, así que no desaproveches la ocasión, pues sus museos, sus iglesias y su arquitectura son maravillosos.

Y a la hora del aperitivo, no te olvides de entrar en las enotecas (bacari) y pedir una bebida, con la que te servirán los cicchetti, el equivalente a nuestras tapas.

Si el presupuesto no te da para un paseo el góndola, sube en el vaporetto para pasar bajo el puente de Rialto por el Gran Canal. Inolvidable.

5. Roma

Seguimos en Italia, pero nos movemos un poco más al sur. Roma  es arte, es sorpresa, es contemplar una maravilla tras otra y emborracharse de su belleza. Si eres amante de la historia, del cine, del arte, de la gastronomía, de la arquitectura… ¡Roma te está esperando! Lleva calzado cómodo y explora la Ciudad Eterna a pie: sus mercados, sus plazas, sus barrios llenos de encanto.

Y no dejes de visitar los Museos Vaticanos. Tanta belleza puede provocarte el síndrome de Stendhal, así que resérvate para la Capilla Sixtina, una de las más hermosas obras de arte que ha producido el ser humano. Sin las aglomeraciones de siempre, puede ser una experiencia sobrecogedora.

6. París

La ciudad de la luz y del amor, de la Torre Eiffel, de los bistrós y de los cafés en los barrios más bohemios es puro romanticismo. Para no perderte nada imprescindible, sigue al pie de la letra nuestra guía, pues son tantos sus atractivos que pueden llegar a abrumar.

El arte más excelso está en sus museos, la más exquisita gastronomía, en sus restaurantes, y las mejores compras, en sus elegantes tiendas. Si tu presupuesto es limitado, explora sus barrios más emblemáticos, sus parques y las orillas del Sena en bicicleta, y después siéntate en la terraza de uno de sus numerosos cafés a contemplar la vida cotidiana, ¡serás uno más entre los parisinos! Pero eso sí, guárdate unos euros para subir a la Torre Eiffel. I-ne-lu-di-ble.

7. Dubrovnik

La Perla del Adriático ofrece hoy la visión de una villa marinera rodeada del azul del mar y coronada por el característico color rojo de sus tejados.


La ciudad croata  de Dubrovnik rebosa encanto por los cuatro costados y conviene descubrirla a pie. Puedes empezar explorando el perfil de la muralla, entrar por una de sus puertas y subir por la Placa, la vía principal. Su dédalo de calles empedradas, es decir, toda la Ciudad Vieja, fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco. Al terminar, almuerza o cena en una taberna típica (konoba) un sabroso pescado o marisco de la zona, una experiencia que no te decepcionará. Para rematar la velada, puedes tomarte una copa en el Café Buža. ¡Qué vistas sobre el mar!

Si eres fan de la serie Juego de Tronos, pregunta por el Game of Thrones Walking Tour.

8. Berlín

Es una de las metrópolis más dinámicas de Europa, y eso se nota en la vitalidad que exhiben el arte, el cine, la música, la danza, el teatro… Si es la primera vez que la visitas, te llamará la atención el contraste entre la nueva y futurista ciudad y la vieja capital dividida. En Berlín se respira cierta nostalgia del pasado, pero al mismo tiempo es obvio que el espíritu de la modernidad lo impregna todo. Son magníficas sus galerías de arte y sus museos, como el de la antigua RDA, donde revisar el pasado reciente de la ciudad, o el Museo Judío, con un recorrido apasionante por la historia.

No dejes de ir a un biergarten para disfrutar de la cerveza local o de pasear o hacer un pícnic en uno de sus impresionantes parques. ¡Los berlineses adoran la vida al aire libre!

9. Londres

A pesar del Brexit, los británicos no son tan distintos de los europeos, aunque si algo llama la atención al poner los pies en Londres, es su cosmopolitismo y su exotismo, comenzando por la diversidad cultural y de etnias, siguiendo por el hecho de conducir por la izquierda y acabando con esa la reliquia que supone tener moneda propia, la libra esterlina.

Pero Londres  posee algunos rasgos que nos dan envidia a los europeos, como la libertad que se respira en sus calles, los museos (gratuitos), los enormes parques y jardines urbanos y… los pubs, claro. Si aderezamos todo ello con los mercadillos callejeros, la cartelera teatral, la arquitectura rompedora y la escena musical más burbujeante, y añadimos unas gotas de british style, el resultado es un cóctel superapetecible.

10. Dublín

Casi más que en Gran Bretaña, el pub es una verdadera institución en la capital de Irlanda, y la cerveza (para muchos la Guinness es la mejor del mundo), un monumento nacional. Si quieres darte una vuelta para respirar el ambiente nocturno y tomarte una pinta a la salud de James Joyce, te sugerimos que acudas al antiquísimo barrio de Temple Bar.

Y hablando de Joyce, si se te atragantó el Ulises, tal vez recuperes las ganas de leer la novela del escritor más admirado por los dublineses siguiendo la ruta jalonada de placas de bronce que señala el periplo de sus protagonistas. El centro histórico y su arquitectura georgiana te cautivarán.