Entre Vietnam, Laos y Tailandia, y rodeada en su costa sur por el golfo de Siam, la Camboya montañosa de Rattanakiri y Mondulkiri se desdibuja al sur formando mesetas, colinas, deltas, lagos, islas y pantanos. Las aldeas y ciudades salpican paisajes auténticos que envuelven al viajero en una atmósfera especial. El Mekong, la principal vía fluvial del país, lo atraviesa durante 500 km entregando sus aguas al Tonlé Sap, un corazón que se hincha y se deshincha al ritmo de los monzones y que fue la cuna del pueblo jemer.
Angkor -la gloriosa capital jemer-, Phnom Penh –la perla del sudeste asiático–, la bulliciosa Siem Reap, Battambang y su región –donde se recogen los cocos y las naranjas más dulces del país–, la jungla de Cardamomo, arrozales, playas, minorías étnicas, pueblos flotantes…, un sinfín de tesoros que Camboya desvela a cada paso.
Cuidado con los carteristas en mercados y autobuses. Evitad los barrios alejados y oscuros por la noche.
Algunas zonas del país siguen estando minadas.
Ninguna compañía ofrece actualmente vuelos directos entre España y Camboya, lo que hace que el viaje sea ya una auténtica aventura. La combinación más cómoda, pues solo incluye una escala, consiste en volar desde Madrid o Barcelona hasta Seúl, Bangkok, Singapur o Hong Kong, y de allí a Phnom Penh o Siem Reap. En total, unas 20 h de vuelo si la escala no es muy prolongada.
El autobús es barato y la red es amplia. Además, se puede ir en barco de Siem Reap a Battambang (probablemente la ruta más hermosa) y a Phnom Penh.
En Camboya hay alojamientos de todos los precios. No hay campings, aunque algunos sitios (pocos) alquilan tiendas en una parcela de césped. Los menos pudientes encontrarán fácilmente hamacas que se alquilan por casi nada. En la capital y los lugares turísticos no faltan hostels, guesthouses y pequeños hoteles. Dependiendo del presupuesto, se puede elegir entre AC o ventilador, agua fría o caliente. Cada vez son más los buenos hoteles que tiene zonas hostel para atraer a todos los bolsillos (especialmente en Siem Reap). En la franja de los 20-40 € no faltan establecimientos con una excelente relación calidad-precio; además, también encontraréis algunas direcciones con encanto.
Redescubrir la capital del país, la que fuera «perla del sudeste asiático» con su palacio y sus fachadas coloniales del Sisowath, disfrutando de sus mercados, sus terrazas, sus hoteles de última generación, sus agradables cafés...
Lejos de ser solo la puerta de entrada a los templos de Angkor, Siem Reap se ha convertido en una gran ciudad provista de restaurantes, bares, hoteles, mercados, pagodas y, por supuesto, el Museo Nacional de Angkor.
«Una basílica fantasmal, sepultada por la selva tropical…». Un enclave único con 287 templos, entre los que podréis contemplar el majestuoso Angkor Wat, Bayon y su bosque de cabezas gigantescas o el mítico Ta Phrom.
Además de ser una antigua ciudad colonial, rodeada de llanuras que son el granero de Camboya, Battambang os ofrece algunos templos, su mercado, sus cocos, su arroz y las naranjas más jugosas del país.
Descubrir en piragua las riquezas del mundo lacustre y las aldeas flotantes a orillas del Tonlé Sap, el lago más grande del sudeste asiático.
Encaramado en la cima sagrada de los Dangkrek, llegaréis a este santuario-fortaleza desde Siem Reap, en combinación con otros enclaves remotos, como Koh Ker.
Una etapa para los viajeros fatigados de tantas aventuras: Koh Ta Tiev, Koh Rong para los amantes de la fiesta y Koh Rong Samloem para los que prefieran un retiro tropical.
En Tuol Sleng (el campo S-21), la prisión de los jemeres rojos en Phnom Penh. Una visita espantosa pero esencial para entender realmente la magnitud del drama sufrido por el pueblo camboyano.
Para ir de compras y probar vuestras habilidades para negociar: telas y sedas, plata, quincallería, libros de viejo, porcelana, obras de arte… y muchas tabernas y tascas para hacer una o varias pausas.
Sala Baï es una escuela de hostelería gratuita para jóvenes de familias desfavorecidas. Y su restaurante está abierto a todo el mundo. Disfrutaréis de su excelente cocina jemer y ayudaréis a financiar a los estudiantes.
Si Angkor experimenta una explosión turística exponencial, es porque excita la imaginación. De sus más de 280 templos, incluir una visita a un yacimiento aislado sigue siendo la forma más segura de saciar vuestro apetito explorador.
Y ser recompensados con el misterio de las viejas piedras y las vistas, de una serenidad absoluta. Al lado hay un centro budista: para los que no se sustraigan a un tiempo de meditación.
Y llegar hasta algunas de las islas que se encuentran no lejos de la capital, como la isla de la Seda (Koh Dach).
La famosa especia que condimenta el cangrejo jemer y que se considera una de las mejores del mundo.