Almería, la más oriental de las capitales andaluzas, luminosa y llena de contrastes, se alza entre la frescura del Mediterráneo y el asedio del desierto. En el casco histórico, la Alcazaba y la Catedral son sus principales monumentos. La capital cuenta con excelentes playas en las que luce el sol más de tres mil horas al año. A pocos kilómetros de la ciudad, el Cabo de Gata, declarado Parque Natural y Reserva de la Biosfera, es un paraje duro y, al mismo tiempo, extraordinariamente bello. En él se suceden espacios de dunas, humedales, salinas, acantilados y ensenadas, muchas de ellas inaccesibles desde tierra, con playas únicas en el litoral mediterráneo español.
El aeropuerto de Almería se encuentra a 9 km de la ciudad y desde él operan tanto vuelos nacionales como europeos. En el puerto, además de arribar numerosas embarcaciones particulares y cruceros, existen líneas regulares con el norte de África (Melilla, Marruecos y Argelia). Desde la moderna Estación Intermodal parten trenes y autobuses que conectan la ciudad con el resto de España. Por carretera, las principales vías de comunicación son la A 7 (autovía del Mediterráneo) y la A 92 (autovía de Andalucía).
El Parque Natural del Cabo de Gata se encuentra a unos 30 km de Almería y una buena red de carreteras secundarias une las localidades y lugares de interés. Desde la Estación Intermodal parten autobuses que conectan con las localidades del Parque Natural.
La mejor manera de disfrutar del casco histórico de Almería es recorrerlo a pie. Taxis, autobuses urbanos, un tren turístico y un extenso carril bici son otras posibilidades con las que cuentas para conocer la ciudad. La mejor opción para llegar a todas las playas, pueblos y rincones del bellísimo Parque Natural del Cabo de Gata es el automóvil. Si no viajas con vehículo propio, tanto en el aeropuerto como en la capital encontrarás numerosas compañías de alquiler.
La infraestructura hotelera de Almería es amplia y para todos los bolsillos, y podéis elegir entre el centro o cerca de la playa. En el Parque Natural las opciones son variadas: hoteles, hostales, albergues, apartamentos, campings…, aunque conviene reservar con antelación, sobre todo en temporada alta.
La guía ideal para realizar un corto viaje a Almería: la luminosa capital, las costas de Levante y Poniente, el Parque Natural del Cabo de Gata, las Alpujarras, el desierto... En el primer capítulo (Diez Indispensables), se propone una selección de los lugares, curiosidades y tradiciones de la zona que no hay que perderse...
Alzada en lo más alto de la ciudad, en la cumbre de un monte, fue un baluarte defensivo árabe en su día inexpugnable y que todavía hoy impresiona por su emplazamiento y sus grandes dimensiones.
Templo-fortaleza único de este tipo que se construyó en Andalucía. Por fuera, la catedral es un castillo formidable, y por dentro, un soberbio y rico templo en el que predominan los estilos gótico y renacentista.
Uno de los humedales más importantes de Andalucía, en el que viven y se reproducen multitud de aves acuáticas. Especialmente espectaculares son las agrupaciones de flamencos rosa, cuya población se cuenta por centenares. Dos puestos de observación ornitológica garantizan los avistamientos.
La sierra de origen volcánico penetra en el mar en entrantes rocosos que forman espectaculares calas y playas casi vírgenes: la playa de Monsul, la de los Genoveses, el Playazo de Rodalquilar, Agua Amarga, San José…
Un territorio de cañones, cárcavas, picos erizados, cerros carcomidos por la erosión y ramblas donde todavía se conservan los escenarios donde se rodaron las películas del Oeste.
Este bonito pueblo de traza árabe, enclavado en un espectacular promontorio de la sierra, tiene unas vistas asombrosas tanto de la costa como del interior.
Las tapas almerienses merecen una distinción especial. Todos los bares las incluyen con la bebida y son de una exquisitez y variedad asombrosa, verdaderas miniaturas capaces de satisfacer los paladares más exigentes.
Un mundo por descubrir, el del fondo marino, cuyo origen volcánico y transparentes aguas dejan ver cuevas y paredes pobladas de una gran variedad de especies animales y vegetales.
En el desierto de Tabernas perviven los poblados del Oeste americano que se levantaron para el rodaje de los westerns de los años setenta del siglo pasado, convertidos hoy en parques temáticos.
Los amantes del genuino flamenco tienen en la Peña Los Tarantos, en los aljibes árabes, un escenario único en el que se derrocha genio y sentimiento.
La cocina almeriense siempre ha tenido en el mar su despensa, con platos tan elaborados como la sopa de mariscos, la sardina en escabeche y el pimentón (guiso de pescado de roca), a la vez que recoge ciertas reminiscencias árabes: los gurullos, las gachas y las carnes de caza. Con más fama que la propia alcazaba, el tapeo tiene merecida reputación en Almería. De excelentes deben catalogarse las especialidades que bares y tabernas ofrecen siempre junto a la bebida e incluidas en el precio de esta.
Una de las grandes celebraciones es la Noche de San Juan, del 23 al 24 de junio. Las playas almerienses, desde Adra, en el Poniente, hasta Villaricos, en lo más alejado del Levante, se llenan de gente que encienden hogueras, comen, cantan y bailan. También en junio tiene lugar en Almería capital la Noche en blanco, con multitud y variedad de actividades culturales repartidas por toda la ciudad histórica. En julio se organiza un interesantísimo Festival de Flamenco y Danza. En agosto es la Feria.