Sudáfrica, una nación arcoíris a 11 h de vuelo de España, es atractiva y cautivadora. Bañada por dos océanos, su relieve está formado por extensas llanuras, sabanas tropicales, cumbres nevadas, desiertos tórridos y playas de aguas turquesa.
En este extenso país, que podría ser la cuna del Homo Sapiens y lo fue también de Mandela –el jefe de Estado más querido del mundo–, sus habitantes tienen un sentimiento casi sagrado hacia la Naturaleza, que preservan en sus 18 parques nacionales y unos fondos marinos de inusual belleza en su costa norte. Sus símbolos nacionales, una flor y un antílope, así lo demuestran. En Sudáfrica descubriréis milagros de la naturaleza como la eclosión de las flores en el desierto de Namaqualand, una rica fauna que incluye los Big Five, pero también rascacielos ultramodernos, miserables townships, delirios empresariales como el parque de Lost City, una población multirracial con 11 lenguas oficiales...
Iberia tiene vuelos directos que enlazan, sin escalas, Madrid con Johannesburgo. La duración del vuelo es de unas diez horas. Asimismo es posible viajar a la República de Sudáfrica con otras compañías, haciendo escala en los aeropuertos de las principales ciudades europeas y de ahí a otros destinos del país africano.
Air France: https://www.airfrance.es
British Airways: https://www.britishairways.com
Iberia: https://www.iberia.com
KLM: https://www.klm.com
Lufthansa: https://www.lufthansa.com
South African Airways: https://www.flysaa.com
Para los trotamundos sin vehículo propio, el autobús sigue siendo la mejor solución para atravesar el país. El coche de alquiler es otro medio práctico. La red de carreteras es moderna. En la sabana es mejor circular en 4 x 4. El avión es un medio rápido para ir de Johannesburgo a Ciudad del Cabo o a Durban.
Se encuentran alojamientos de todos los precios. Se puede acampar en cámping y también algunos hoteles o albergues de las afueras de las ciudades tienen espacio para ello. La red de albergues juveniles y hoteles para jóvenes es excelente. En cuanto a los hoteles clásicos tenéis de toda clase, desde el pequeño motel de carretera hasta el gran hotel de cinco estrellas, pasando por una multitud de establecimientos medianos de tipo familiar. En las grandes ciudades e incluso en los lugares más perdidos, hay alojamientos bed & breakfast, confortables, en casas con jardín. Muy popular en Sudáfrica son las cabañas de alquiler por noche o por semana.
Las 11 horas de vuelo que separan Sudáfrica de España apenas serán un pequeño inconveniente ante la inmensa y hermosa variedad de paisajes que os esperan: costas bañadas por dos océanos, llanuras, sabanas, cumbres nevadas, desiertos y playas de un mar turquesa. Un país complejo, muy extenso, de razas variadas que la guía del Trotamundos Routard os ayudará a comprender mejor...
Hermosa y desconcertante, de un cosmopolitismo plácido en el que se mezclan gentes, estilos y colores de todas clases, está rodeada por la Table Mountain, 1.000 m que debéis coronar. Recompensa: una vista extraordinaria.
Uno de los parques naturales más famosos del mundo. Casi un mito: 500 especies de pájaros, 110 tipos de reptiles, 150 clases de mamíferos, 230 de mariposas, 330 de árboles. Un entorno salvaje intacto y una señalización perfecta para ser recorridos en coche.
A 40 km de Cape Town, en el corazón del triángulo Stellenbosch-Paarl-Franschhoek. Un paisaje idílico que conserva el legado de los hugonotes franceses del XVII y el sudor de los esclavos que trabajaron en sus tierras.
Una costa atractiva pero inhóspita, desde Port Edward, al norte, hasta Kei Mouth, al sur: una naturaleza virgen que os permitirá descubrir la vida tradicional de las etnias que pueblan esta región.
En la región de Kwazulu-Natal, es el parque más antiguo de Sudáfrica, con 96.000 ha. De gran belleza, sus paisajes de colinas y sabana africana son el hábitat de gran variedad de animales, entre ellos los «cinco grandes».
A 70 km al noreste de Port Elizabeth, es el 3er parque nacional del país. Incluyendo una zona litoral, es el hábitat de elefantes, rinocerontes, leones, búfalos, leopardos, ballenas y el gran tiburón blanco. ¡Quedaos a dormir en él!
En Mpumalanga. El tercer cañón más grande del mundo ofrece unas vistas extraordinarias –además de actividades deportivas– y las Three Rondavels, tres macizos rocosos cubiertos de vegetación, cuyas paredes alcanzan 600 m.
Joya turística del país, desde Mossel Bay a la desembocadura del Storms River: amplias bahías, kilómetros de dunas, playas inmensas y salvajes y, de vez en cuando, algunas calas, lagos y lagunas.
Capital financiera de Sudáfrica y puerta de entrada al país, es la ciudad de los superlativos: la más rica de África, la que tiene más piscinas y los rascacielos más altos de todo el continente; pero también las mayores disparidades sociales.
Al suroeste de Johannesburgo, testigo de lo absurdo y de la crueldad del apartheid. En cierto modo, una ciudad, compuesta por numerosos townships, que forman un inmenso laberinto de más de un millón de habitantes. Se visita la casa de Mandela.
Magníficos paisajes de valles encajonados y montañas nevadas, clima fresco y naturaleza tonificante. Hay al menos 26 cumbres que sobrepasan los 3.000 m de altura. ¡Son los Alpes de Sudáfrica!
Hermanus es la ciudad ideal para practicar la observación de ballenas. En barco o a pie por el magnífico camino que bordea la costa a lo largo de unos 5 km.
En el parque nacional de Hluhluwe-Imfolozi, en el corazón del País Zulú.
Sus densos bosques, que forman parte del Garden Route National Park, son la cita ineludible de los deportistas o de los amantes de la naturaleza: excursiones, salidas en kayak y, para los más atrevidos, ¡puenting!
Muy cerca de Johannesburgo, en Gold Reef City, en el Museo del Apartheid conoceréis los efectos de éste sobre el país de 1948 a 1991. ¡Devastó la nación
Cerca de Pretoria, la mina de Cullinan, en activo, es la única de ese tipo que se puede visitar en Sudáfrica. En 1905 se descubrió allí el célebre Cullinan Diamond, el diamante más grande del mundo, de 3 106 quilates.
Los barcos pasan muy cerca de las manadas de hipopótamos, y al final del día, es absolutamente mágico. Los aficionados al bird watching quedarán fascinados. Por otra parte, la inmensa zona húmeda al norte de St. Lucia, el Isimangaliso Wetland Park, es perfecta para hacer magníficos paseos.
Para después disfrutar de un pedazo del fin del mundo en los acantilados de Cape of Good Hope, frente al océano que tantos temores (y esperanzas) infundió a los grandes navegantes del pasado.