Texto y fotos: Laura Calvo, del blog ‘Donde finaliza el norte’
Viaja para conocer nuevas culturas, viaja para aprender un nuevo idioma, viaja para conocer gente de distintas nacionalidades, viaja para conocerte a ti mismo… ¡Viaja! Son muchos los motivos por los que salir a conocer mundo, pero, sobre todo, ¡viaja para vivir! Disfruta del camino y del destino elegido, sin importar el número de días que puedas ir.
Hoy, tenemos una viajera empedernida como invitada para contar su viaje a Carcasona o, como se dice en francés, Carcassonne. Laura Calvo profesional del turismo y fundadora del blog ‘Donde finaliza el norte’ realizó un viaje en colaboración con la Oficina de Turismo de Toulouse y hoy nos cuenta su viaje.
Para que puedas planificar perfectamente este viaje y completes la información de este precioso lugar, te recomendamos que eches un vistazo a nuestra Guiarama Un corto viaje a Carcasona y la ruta de los Cátaros.
Carcassonne: el placer de dejarse llevar
Era la primera escapada que realizaba de un par de días fuera de España, y aunque muchos crean que coger un avión para pocos días es una tontería, yo no me lo pensé dos veces.
Es más, después de visitar la Ciudad Rosa decidí coger un tren dirección Carcassonne, me hice con un plano de la ciudad y me dejé llevar. Llegué hasta la ciudad amurallada andando desde la estación de tren, tomando como referencia los monumentos que me iba encontrando por la Bastida de San Luis, la ciudad moderna. Algunos de estos monumentos son el Palacio de Justicia, la Puerta de los Jacobinos o la Catedral de Saint Michel.
Desde el Pont Vieux ya se vislumbraba la ciudad medieval y la doble muralla de 3 kilómetros de longitud mas extensa de Europa.
Carcassonne fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
Tras cruzar la puerta de Aude sentí como si me hubiera transportado a otra época. En ese instante guardé el plano en la mochila y comencé a guiarme por mi intuición.
Continué subiendo por una prolongada cuesta hasta llegar al Castillo Condal, que data del siglo XII - XIII. En esta zona realicé varias paradas para grabar y fotografiar las torres defensivas, la muralla interior y la Bastida de San Luis a través de las aspilleras.
© alzamu79 / 123RF
La ciudadela estaba a rebosar de turistas, pero yo estaba ensimismada en lo mío: las calles olían a lavanda y a jabón artesanal, las tiendas de souvenirs parecían museos de arte medieval, los caminos empedrados y los robustos edificios contaban historias, aunque muchos no se parasen a escucharlas.
Mi corta pero intensa visita a la ciudad concluyó en la elegante y florida Plaza Auguste Pierre Pont. Aquí el sol brillaba con fuerza y los colores de las fachadas eran más intensos, como los del Hôtel de la Cité, (un antiguo palacio episcopal) o la Basílica de Saint-Nazaire (siglo XI -XVI).
Carcassonne me despidió con un canto coral dentro de la basílica y yo de nuevo, no podía ser más afortunada. Fue solo una escapada de dos días, sí, pero que dos días…
Si te has quedado con ganas de descubrir más rincones del sur de Francia y dejarte llevar, como lo ha hecho Laura, puedes encontrar esta y muchas otras rutas en el nuevo Road trips de Francia, en el que encontrarás 35 itinerarios para recorrer en coche, en autocaravana o en moto y conocer toda Francia.
Laura Calvo, profesional del Turismo especializada en Ecoturismo por el Instituto Superior de Medio Ambiente, es asesora de viajes y diseña experiencias turísticas para el viajero en la web ‘Donde finaliza el norte’.
Si te ha gustado esta propuesta puedes seguir leyendo más sobre Carcassonne aquí.