Texto: Galo Martín Aparicio
Imágenes: Shutterstock
El Nilo, uno de los ríos más largo del mundo, divide en dos a Egipto. En sus orillas y en el delta de su desembocadura se concentran los principales núcleos urbanos y los campos de cultivo. El Valle del Nilo mide 19 kilómetros de ancho y casi 900 de largo, los que hay entre El Cairo y Asuán.
El Cairo es su capital, una ciudad inabarcable, nerviosa y densamente poblada. Sus veintidós millones de habitantes no paran de moverse, ya sea andando o conduciendo como que si les hubieran vendado los ojos. En las calles la polución y los cláxones de los coches se retan a ver quién contamina más. El Cairo suena a uñas rotas arañando una pizarra. Ese ambiente denso y esa acústica desafinada choca con la tranquilidad que emana de los cafés en los que los cairotas se relajan mientras toman té y/o café turco entre calada y calada de una pipa de agua.
En Egipto algunos de sus mayores secretos están bajo tierra y en el fondo del mar. Si en el desierto líbico se encuentran las célebres construcciones funerarias de la civilización egipcia, los juguetes favoritos de los egiptólogos, sumergidos en el Mar Rojo hay pecios, jardines de coral, un “Agujero Azul” y tiburones ballena, martillo y longimanus, un paraíso para los buceadores.
La península del Sinaí la baña el Mediterráneo y el Mar Rojo. Esta especie de anexo territorial forma parte de Egipto desde la época de los faraones, sin embargo, se diferencia del resto del país a nivel geográfico y humano. Este recodo egipcio se encuentra en Asia, en vez de África, como el resto del territorio nacional y la población beduina que lo habita está más cerca de los saudíes o jordanos que de los propios egipcios. La península del Sinaí tiene forma de triángulo invertido: su base es la costa mediterránea, el lado occidental es el golfo de Suez, el oriental el de Aqaba y su vértice pincha el Mar Rojo, aguas que bañan los dos golfos anteriores. Sus playas y su fondo marino son el mayor tesoro de este mar mentiroso.
El Mar Rojo, un golfo del océano Índico, mide 2.200 kilómetros de largo y alcanza los 2.000 metros de profundidad, lo que le da a sus aguas una gran riqueza y nutrientes que alimentan a sus corales. Los resorts, las playas y los centros de buceo, los imanes que atraen a los turistas, se encuentran en Suez, el Parque Nacional Ras Muhammad, la bahía de Naam, Sharm el-Sheikh, Dahab y Nuweiba. Estos sitios se asientan en el norte del Mar Rojo, en el golfo de Aqaba. En el sur del Mar Rojo, en la orilla africana, los centros vacacionales son Hurghada, Bur Safaga, Al Quseir y Marsa Alam.
Buceando en el Mar Rojo
El Mar Rojo para los buceadores se divide en dos zonas: la Ruta Norte y la Ruta Sur. En ambas se pueden ver pecios, corales y una colorida fauna marina. La Ruta Norte abarca los golfos de Aqaba y Suez y parte del litoral africano del Mar Rojo.
Ruta Norte
En el golfo de Aqaba se encuentran las localidades de Sharm el-Sheikh, Dahab y Nuweiba. Cada una de ellas con su propia riqueza subacuática. Sharm el-Sheikh, en el extremo sur de la península del Sinaí, es un centro de vacaciones en el que se suceden resorts, campos de golf, pequeñas zonas comerciales, bares y restaurantes. El fondo marino resulta fascinante por su combinación de corales y peces de colores. Algunos de los sitios en los que se puede bucear son: la bahía del Tiburón, en donde hay un arrecife en pendiente y un profundo cañón y la Torre, atractivo por su colorido y los caballitos de mar. Estos dos sitios son accesibles para buceadores sin mucha experiencia. El estrecho de Tiran, en cambio, sí requiere experiencia por parte del buceador debido a las corrientes, abismos y los tiburones martillo y ballena que puede haber. Destacan la Gran y Pequeña Laguna y los arrecifes Jackson y Gordon.
86 kilómetros al norte se encuentra Dahab. Un pueblo que se hizo famoso por su ambiente hippie en los años setenta. Hoy se ha convertido en un centro de veraneo, muy parecido al resto de los que hay en el Sinaí, pero fácil de encajar en cualquier presupuesto. Aquí los buceadores expertos vienen a sumergirse en el “Agujero Azul”, una poza de 80 metros de profundidad en medio de un arrecife.
58 kilómetros al norte está el tercer centro vacacional de la zona, Nuweiba. La playa de Tarabeen conserva el ambiente hippie que su vecina Dahab ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Aquí el fondo del mar es apto para todos los buceadores. Destaca la Garganta del pez Ángel, un conjunto de tres arrecifes de coral multicolores.
En el golfo de Suez se bucea en el Parque Nacional de Ras Mohammed, un espacio de 480 kilómetros cuadrados protegidos de la pesca en el que hay extraordinarios arrecifes de coral. En el mismo paraje natural marino se puede bucear en Shaab Abu Nus, un grupo de islas sumergidas en medio del mar que han causado numerosos naufragios. Aunque aquí, sobre todo, se viene a bucear en tres espectaculares pecios (barcos hundidos): Thistlegorm es un buque de guerra británico a 30 metros de profundidad hundido durante la II Guerra Mundial. Conserva parte de su antigua carga: una flota de camiones Bedford y otra de motos Norton 16H. Se requiere experiencia como buceador para realizar esta inmersión. Dunrave, con más de 130 años hundido, no es uno de los pecios más conocidos del Mar Rojo. Los corales se han adueñado de lo que queda de su casco. La fauna que lo visita son bancos de peces murciélago, peces cocodrilo, napoleones o enormes meros. El último de los tres pecios es Kingston. Junto con el Dunraven, es el pecio más viejo del lugar. Hundido desde 1881 con 70 toneladas de carbón, hoy es un jardín de coral. Es una inmersión sencilla, a poca profundidad, con mucho que ofrecer.
Mar Rojo africano
El Mar Rojo africano es su orilla occidental, la que baña la costa africana de Egipto. En este litoral, igual que en el de la península del Sinaí, se suceden varios centros de veraneo en los que los resorts y los centros de buceo hacen las delicias de los turistas. El principal es Hurghada. Sus fondos marinos son célebres por sus pecios, entre los que destaca el Salem Express. En cuanto a corales el arrecife Abu Nuhas es un imán para buceadores de todo el mundo, hay delfines mulares, tortugas, atunes, barracudas y tiburones longimanus. Otros fondos marinos atractivos son Shaab Al Erg, un arrecife en forma de herradura donde se ven mantas y delfines y Um Qamar, un arrecife largo y estrecho con paredes verticales y bellas torres coralinas. En la isla de Shedwan hay profundos abismos en los que no faltan los tiburones.
Ruta Sur
La Ruta Sur, en el litoral africano del Mar Rojo, es la más desconocida. Marsa Alam, muy cerca de la frontera con Sudán, es la mejor zona de buceo de la Ruta Sur. Es un lugar apto solo para buceadores experimentados. Hay fuertes corrientes que se pierden en abismos de más de 800 metros de profundidad. Sus corales están limpios, sanos y llenos de color. En ellos se alojan peces de arrecife, como los extraordinarios peces loro gigantes y en sus praderas submarinas vive el extraño y apacible dupongo, una especie de vaca marina. Otro buen sitio para bucear por esta zona fronteriza es St. John´s. Este lugar lo conforman seis islas dentro del Parque Nacional de Elba. Un fondo marino de paredes que descienden 200 metros y fuertes corrientes que acercan a grandes depredadores acuáticos que se nutren de la fauna compuesta de peces de arrecife que residen por aquí.
Mar Mediterráneo
A orillas de este mar se encuentra Alejandría. La ciudad fundada por Alejandro Magno en el año 331 antes de Cristo, una de las grandes metrópolis de la Antigüedad, poco a poco va saliendo a flote. En el fondo marino de estas aguas no hay ni arrecifes de coral ni una fauna marina sobresaliente, lo que sí hay son los restos de aquella vieja ciudad: el faro, obeliscos, columnas, cimientos de edificios, efigies, colosales estatuas, monedas, objetos de uso cotidiano, etc. se encuentran cubiertos por sedimentos que los protegen del agua salada. Una experiencia que pueden disfrutar los aficionados al buceo y a la arqueología.
Guía práctica
Cómo ir
Egyptair, la aerolínea bandera de Egipto, opera desde Madrid y Barcelona un vuelo diario y directo a El Cairo. En el caso de la ciudad catalana son seis a la semana. Una vez en la capital egipcia la compañía realiza vuelos domésticos, entre otros lugares, a Sharm
el-Sheikh y Hurghada. Para más información visitar la web.
Otra opción es volar con Turkish Airlines desde Madrid y Barcelona a El Cairo y/o Luxor, vía Estambul. Desde Luxor se puede acceder por carretera al Mar Rojo africano. De manera gratuita la aerolínea ofrece a sus pasajeros la posibilidad de disfrutar de un día en la ciudad de Estambul. Más información en la web.
Iberia en 2020 vuelve a operar vuelos directos a El Cairo. Para más información consultar la web.
Dónde dormir
En Sharm el-Sheikh
Barceló Tiran Sharm. Al norte de Sharm el-Sheikh, a 15 km del aeropuerto. Hotel resort todo incluido a pie de una playa de aguas cristalinas con un asombroso arrecife de coral a poquísima profundidad. La mayoría de las habitaciones con vistas al golfo de Aqaba y la isla principal de Tirán. Las hay de varios tipos: dobles, familiares y suites. Entre sus instalaciones cuenta con varias piscinas, pistas de tenis y un centro de buceo.
En Hurghada
Le Pacha Resort. Gran complejo hotelero que incluye 258 habitaciones confortables y acogedoras. Cuenta con piscinas, playa privada, bares, restaurantes y discoteca.
Es aconsejable llevar unas gafas de bucear, en muchas playas es posible ver arrecifes de coral sin necesidad de hacer inmersiones profundas ni ir provisto de una botella de oxígeno.
Seguro de viaje
Al no existir un convenio entre la Seguridad Social española y la egipcia se recomienda viajar a Egipto con un seguro de viaje que incluya una cobertura sanitaria. Una opción recomendable es contratar el seguro de viaje y deportivo con InterMundial.
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