Texto: Carlos de Hita
Hay muchos tipos de bosques. Y en cada uno tiene lugar una variedad inabarcable de historias. Es por ello por lo que hay mil maneras de describirlos.
Esta es la intención de mi libro: reunir en sus páginas la diversidad forestal y las muchas formas de acercarse a ella. Incluso a través del sonido.
Se trata de un viaje por algunas de nuestras mejores arboledas. Dentro de Viaje visual y sonoro por los bosques de España nos encontraremos, en primer lugar, los hayedos y robledales de las montañas del norte, siempre envueltos en nieblas, lluvias y aromas liberados por la humedad. Conoceremos algunos usos tradicionales —las podas «a horca y pendón», la carpintería naval—. Oleremos los frutos rojos y veremos los colores del otoño, con los aullidos de los lobos, los tamborileos de los pájaros carpinteros o el sonido de las gotas de lluvia en sus hojas anchas como tambores.
La segunda parte de esta peculiar organización forestal está dedicada a los pinares, abetales y sabinares de las montañas y llanuras de todo el país, bajo todos los climas, abiertos a todos los vientos. Desde los más altos pinos negros del Pirineo, —conocidos como «el techo del bosque»—, hasta los silenciosos pinares canarios que crecen sobre la tierra estéril de los malpaíses volcánicos. Entre medias, oiremos cómo rechinan las cigarras en los pinares heridos por los resineros, leeremos sus formas en la toponimia, la geografía escrita en el suelo, asistiremos a la cháchara química que tiene lugar bajo el suelo de los abetales, a través de la red de raíces —la wood wide web—, o sabremos cómo se regenera un pinar tras el fuego, escuchando las llamadas de los últimos urogallos pirenaicos como telón de fondo.
© Carlos de Hita
Como paisaje forestal único, asistiremos también al de las dehesas ibéricas atravesadas por la ruta de la trashumancia; con los bosques esclerófilos, las matas de encinas y los alcornoques.
De encinas igualmente son los montes ibéricos más espesos, resistentes a un clima extremo de sequías ardientes y heladas inapelables; donde braman los ciervos y maúllan los linces ibéricos.
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En medio de tanto tráfago, las laurisilvas canarias, los bosques siempre verdes y envueltos en niebla de las islas occidentales del archipiélago; ofrecen un remanso de paz y frescor.
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Un paseo por los bosques requiere una escucha atenta. Este libro no solo se lee, también se oye a través de los paisajes sonoros en los que la naturaleza se cuenta a sí misma. Y tú, lector, convertido en oyente, obtendrás una "visión" complementaria del bosque. De oídas.
¿Nos escuchas?
Foto cabecera: Mikel Martinez de Osaba/Dreamstime.com