Mar y montaña, capitales llenas de energía, cultura, arte y gastronomía. ¿Qué más se puede pedir para disfrutar del viaje perfecto? Hoy nuestro blog viaja hasta el norte de España para proponerte 6 rutas magníficas que harán que te enamores del País Vasco. Pero recuerda usar nuestra recientemente publicada Guía Total del País Vasco, donde encontrarás todo lo que debes saber para completar tu viaje y, ¿lo mejor? ¡Te cabe en la mochila!
1.La ría del Nervión y la comarca de Uribe-Costa
En esta zona encontrarás elementos geográficos dispares, con personalidad y características propias; aunque todo se halla marcado, ahora más que nunca, por la proximidad de la capital vizcaína, hasta el punto de que gran parte del territorio recorrido pertenece a la conurbación del Gran Bilbao. Así pues, el primer elemento es la ría del Nervión, que por su historia y su paisaje urbano, industrial y geográfico, compone por sí misma uno de los apartados más importantes del recorrido.
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Otro componente definitorio en la configuración del itinerario es la costa y la comarca formada por parte de la antigua merindad de Uribe, a la que pertenecían también las poblaciones de la ría desde Galdakao. Una comarca formada por las poblaciones de la costa y las del interior, diseminadas por un territorio de suaves colinas, una depresión central, la de Mungía, y las mayores alturas en la cadena de montañas litoral. El eje fluvial está constituido por el río Butrón, que desde cerca de Gernika llega hasta Plentzia, cuya ría se forma antes de desembocar en el Cantábrico.
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La última parte del recorrido corresponde al final del camino de Santiago por su paso por Bizkaia y que desde Gernika recorre también las orillas de la ría del Nervión y entra en Cantabria por El Haya, dejando un rastro de iglesias y ermitas fundadas en el Románico, o incluso antes, y modificadas, por lo general, en época gótica o renacentista.
2. La costa vasca occidental
Esta segunda excursión, fluye por las comarcas vizcaínas de Busturialdea y Lea-Artibai y la guipuzcoana del valle del Deba. Por una parte está el recorrido de la costa y sus villas principales, de dedicación pesquera secular, a la que se ha añadido, y a veces superpuesto, la turística. La costa es accidentada, con cortados impresionantes, ya que toda ella está conformada por una cordillera litoral que llega hasta el mar. Y así de Bermeo hasta Mutriku.
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Por su parte, el interior está vertebrado por el macizo montañoso de dirección sureste-noreste, que tiene sus puntos culminantes en el Arno, el Kaluma, el Urko, y el monte Oiz.
Por último, se llega al final del valle del río Deba, que es una potentísima vía de comunicación que enlaza Bilbao, Deba y Donostia-San Sebastián. Entre esta vía y la costa hay otra vía medieval, con tradición anterior, que cruzando montes y valles también viene desde las cercanías de Deba hasta Bilbao.
3. La costa vasca oriental
Este recorrido se estructura en base a un triángulo formado por los dos lados que dibujan el Camino de Santiago por la costa, el Camino Jacobeo vasco del interior y el tercero que une los anteriores desde Billabona a Zarautz.
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El primer componente es una ruta ancestral de trashumancia, demostrada por monumentos megalíticos de la Edad del Hierro y del Bronce, convertida después en una de las rutas jacobeas secundarias y hoy transformada en una ruta turística de primer orden que une, al atractivo de sus pueblos y edificaciones monumentales, una gastronomía exquisita y unas playas de finas arenas y límpidas aguas.
El lado interior está formado por el Camino Real que recorría el valle del Oria desde el túnel de San Adrián hasta Irún y Hondarribia, pasando por Donostia, Pasai San Pedro y Oiartzun. Se utilizó también como Camino de Santiago interior, pero antes sería un camino muy transitado, dada la cantidad de monumentos megalíticos que jalonan la ruta, sobre todo en cuanto recorremos hacia su nacimiento las múltiples regatas que bajan al Oria, Uremea y Oriartzun. El último elemento era el que enlazaba los caminos interiores con los del paso entre montañas.
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El añadido final no es más que la posibilidad de hacer el mismo recorrido por la costa y por las cumbres que la dominan, más el tramo final de Urola hasta su desembocadura.
4. Paseo por el interior
165 kilómetros por las zonas montañosas del interior de Gipuzkoa y Bizkaia. Este recorrido os hará saltar desde la cuenca del río Deba, entre las regatas que bajan del Oiz y de la sierra de Anboto, a la del Urola y los cursos de agua descendientes de la sierra de Aizkorri, la del Oria, avenada por las aguas que nacen de la sierra de Aralar, y, al final, enlazar a través del impresionante valle del Errezil, con el curso medio del río Urola.
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En el aspecto turístico-cultural, el abanico de posibilidades es tan amplio que abarca desde varias de las villas más monumentales del País Vasco, como Elorrio, Bergara y Oñati, a otras de menor densidad monumental pero de gran carga histórica, como Durango, Tolosa, Azpeita y Azkoitia. Por otra parte, este recorrido contiene los puntos álgidos de la espiritualidad vasca, desde la necrópolis de Argiñeta, hasta el santuario de Arantzazu, la basílica de Loiola y multitud de ermitas, a cuya cabeza figura la de Santa María la Antigua de Zumárraga. Además, cabe la posibilidad de recrearse en el paisaje típico norteño, donde las moles gris-azuladas de las montañas, los verdes de los prados y los bosques, los rojos, ocres y marrones de los caseríos, y el blanco y azul de las nubes y los cielos, completan toda la paleta de colores del arco iris. Hasta cuando está de temporal y la gama de los grises predomina sobre los demás colores.
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5. El camino de Santiago alavés
De la capital alavesa hacia levante, se extiende una cuenca amplia: la Llanada de la Vitoria, una comarca esencialmente agrícola hasta los años 50. Por aquellos años comenzó un proceso de industrialización que modificó el paisaje urbano de Vitoria-Gasteiz y de los municipios cercanos. Es una tierra de un antiguo poblamiento, como lo evidencian los restos megalítico que encontrarás en las localidades de Eguílaz y Arrizala, cercanas a Salvatierra. Y, precisamente por esta zona, discurre el Camino de Santiago que desde la frontera de Irún va recorriendo el interior de estas tierras vascas y que se contrapone al Camino de la Costa que sigue el perfil irregular del litoral cántabro. Estas rutas jacobeas son menores en relación con el Camino que discurre más al sur, pero no cabe duda de que también fueron muy transitadas en la época álgida de las peregrinaciones a Santiago, como se ve en los monumentos artísticos que jalonan sus sendas.
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6. La Rioja Alavesa
Por último, pasear por la Rioja Alavesa, es situarse en un presente próspero, como lo denotan los campos bien cultivados, las numerosas bodegas y los núcleos de población exquisitamente cuidados. También se puede echar la mirada atrás, a los siglos más cercanos y admirar las casas palacianas urbanas, barrocas y renacentistas, las iglesias románicas, pero sobre todo las góticas y reformadas en los siglos posteriores gracias a la riqueza acumulada tras la conquista de América y el desarrollo del mercado del vino, de los rebaños, de las lanas, de los cereales, etc.
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Además, el recorrido por estas tierras trae a la memoria los esfuerzos de los reyes navarros por conservarlas creando y fortificando villas que, aún hoy están consideradas complejos históricos de primer o segundo orden, dependiendo de su estado de conservación y del conjunto de edificaciones. Por todo ello hay poblaciones que pueden considerarse fundamentalmente medievales, porque conservan gran parte de sus recintos fortificados.
Finalmente, de toda la mirada retrospectiva que puede hacerse recorriendo La Rioja, queda por citar la más profunda y lejana a los tiempos prehistóricos, en que las gentes del neolítico realizaban sus actividades recolectoras por todas estas tierras.