1. Parque Nacional de Doñana (Huelva).
Paisajísticamente Doñana se forma al fundirse diferentes ecosistemas y constituye una de las zonas naturales protegidas más importantes de Europa.
Los ríos y caños que se desbordan forman las marismas delimitadas por hileras de dunas costeras y amplias extensiones de pinares. La diversidad paisajística es por tanto muy grande y mucho más aún las colonias de fauna y flora que alberga.
En Otoño Doñana es el lugar de paso obligada para las aves acuáticas que bajan del norte de Europa impulsadas por el frío, las marismas se convierten en estación de paso y refugio invernal en especial para gansos silvestres, patos, flamencos, cigüeñas, garzas y espátulas.
En la costa se verán ostreros, gaviotas, patiamarillos, archibebes, fumareles y pagazas de diferentes especies.
En cuanto a los mamíferos son muy fáciles de observar ciervos jabalíes y zorros y con toda seguridad por donde pasemos nos estará observando un lince, siempre escondido…
Para visitar el Parque en la actualidad existen varias modalidades, cualquiera de las cuales conviene concertar previamente pues cada una cuenta con un número limitado de plazas.
La visita más usual consiste en un itinerario por el interior del Parque de unos 70km que se recorren aproximadamente en unas cuatro horas en vehículos 4x4. Si bien las opciones que ofrecen diferentes empresas turísticas o incluso la propia web oficial del turismo de Andalucía son múltiples; senderismo, cicloturísmo, paseos a caballo y actividades para los más pequeños. En nuestra guía Total de Andalucía podrás ampliar información sobre este maravilloso destino de otoño.
2 Parque Natural del Señorío de Bertiz (Navarra)
Está localizado al noroeste de la Comunidad Foral de Navarra, en el municipio de Bertizarana, accediéndose desde la localidad de Oieregi y Oronoz-Mugaire. Supone un rincón de gran belleza en el Pirineo occidental navarro.
Sus orígenes se remontan al siglo XV pero sus verdaderos impulsores fueron Pedro Ciga y Dorotea Fernández quienes a principios del s XX repoblaron sus más de 2000 ha, restauraron el palacio y construyeron además en la cima del Aizkolegui un palacete modernista con unas bellísimas vidrieras, recientemente restauradas y un maravilloso jardín histórico con numerosas especies exóticas traídas de sus viajes al extranjero y que arraigaron aquí gracias a la bondad de su clima.
Se pueden realizar dos visitas diferentes, una por el interior de los jardines y otro por los diferentes senderos del interior del Señorío y que en otoño se pueden convertir en una delicia difícil de olvidar.
Para recorrer alguno de sus al menos 9 senderos, cada uno con una diferente dificultad y tiempo de realización, os aconsejamos poneros en contacto con la oficina del Parque Natural donde te informaran de todo y te pondrán en contacto con interpretes especialistas que pueden guiarte para explorar este bosque atlántico donde un microclima húmedo con ausencia de heladas ha creado esta naturaleza impresionante.
En la zona inferior de la finca, la más profunda y húmeda se localiza el bosque protagonista: El robledal, donde abundan también especies arbustivas como tojos, bejucos, espinos, arandaneras, etc.
Entre las especies que nos podemos encontrar durante nuestros paseos por el Señorío se encuentran: Petirrojos, arrendajos, zorzal, ratoneros, camachuelo común y algunos de los mamíferos habituales en esta zona son: el jabalí, el zorro, el tejón, la fuina, el erizo y el corzo.
Si además dispones de tiempo para realizar algura excursión por los alrededores de este bello paraje te recomendamos consultar nuestra Guía Total de Navarra para no perderte níngún detalle.
3. Ordesa y Monte Perdido (Huesca)
Declarado Parque Nacional en 1948 comprende la inmensa mole del macizo de de los Tres Sorores o Treserols: Monte Perdido (3.355 m), Cilindro y Pico de Añisclo –Soum de Ramond- desde donde derivan a los valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta, esculpidos por las aguas respectivas de los ríos Arazas, Bellós, Yaga y Cinca.
Su paisaje de grandes contrastes mezcla la aridez extrema de las zonas más altas con las cascadas y saltos de agua abundantes que predominan en sus vales durante todas las épocas del año. Siempre cubiertos por una vegetación exuberante.
Desde mediados de octubre hasta fin de mes las hayas suelen virar del verde oscuro al rojo más encendido y las saucedas de las riberas se vuelven moradas. Los rebecos descienden hasta el nivel de los bosques y también las chovas piquigualdas y piquirrojas concluida la cría bajan en vuelo por las laderas y acaban picoteando por el suelo, los quebrantahuesos sobrevuelan los cortados rocosos junto con las águilas reales.
A finales de octubre y comienzos de noviembre el cielo ya no es de fiar y solo se deben emprender excursiones a las zonas altas si se va bien preparado e incluso realizar alguna excursión de esquí en variedad nórdica o de fondo.
Te recomendamos visitar está página, dónde podrás encontrar información de todos los centros de interpretacion, accesos, alojamientos etc.
4. Sierras de Francia y de Gata (Salamanca).
Esta zona serrana es pródiga en bosques que se van distribuyendo en función de la altura y sus apetencias a los distintos factores climáticos y a la orientación de los valles y sus laderas así en la parte baja de la sierra se dispone la vegetación mediterránea con encinares en las solanas y quijigares en las zonas frescas, pero es el roble la especie dominante. En las zonas bajas los robledales se entremezclan con los bosquetes de castaño, formación cultivada por el hombre desde hace varios siglos, que tiene gran importancia en la región y que ocupa grandes extensiones. Además, en la época otoñal sus frutos, las populares castañas maduran y, por tanto, llega la época de “la castañeda”, como llaman en esta comarca a la recogida de la castaña. Es común en muchas localidades la elaboración de “magosto” o castañas asadas.
Nos encontramos con varias localidades con una arquitectura tradicional popular muy rica y bien conservada, tal es el caso de La Alberca en la sierra de Francia. No se debe abandonar la zona sin subir a la gigante Peña que adopta el nombre de la Sierra y se sitúa 1.723 metros para contemplar las espectaculares vistas y visitar la Iglesia, de estilo gótico del siglo XV, dedicada a Nuestra Señora de la Peña de Francia.
5. Hayedo de Montejo (Madrid).
Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, para visitarlo se debe reservar entrada gratuita en la web del Hayedo de Montejo. Está situado en un singular enclave que destaca llamativamente con los paisajes que lo rodean, pinares en repoblación y matorrales. El bosque de hayas ocupa una superficie de 250 hectáreas.
Al recoger la entrada en el centro de información de la Sierra de Rincón se puede elegir entre tres tipos de rutas de diferente dificultad: la senda del río, la senda de la ladera y la senda del mirador. La más sencilla y en la que nos vamos a centrar, es la que discurre paralela al río Jarama, cuyo murmullo, según lo que haya llovido, nos acompaña durante todo el paseo. Es tiempo de setas y no es difícil descubrir boletus o las llamativas amanitas. Por toda la senda abundan robles, acebos, fresnos, cerezos y manzanos silvestres.
Una de las hayas más llamativas de este bosque es el ‘Haya de pata de elefante’, llamada así por la forma de sus raíces. Se calcula que tiene unos 200 años de vida y unos 30 metros de altura. Siguiendo la senda llegamos hasta el ‘Haya de roca’, de unos 250 años y cuya raíz se confunde con la roca de la que emerge.
Este maravilloso bosque es hábitat también de muchos animales como corzos, jabalíes, lechuzas, garzas, nutrias o zorros.
El otoño es el espectáculo natural perfecto para disfrutar de los puentes y vacaciones o de una escapada de fin de semana y recorrer nuestra península de una forma diferente. Así que elije tu destino, prepara la maleta, llévate una de nuestras guías y…