La mayoría ni se plantea salir de la fabulosa Praga. Quizá por eso, esta república en el corazón de Europa derrocha encantos genuinos en forma de pueblos con carácter, gente de lo más amable y una bonita mezcla entre escenas bucólicas y las comodidades del país más avanzado de la vieja órbita soviética. Una pequeña caja de sorpresas muy asequible en cuanto a distancias y precios. Para llegar a todos estos rincones, apóyate en nuestra Guiarama de República Checa, donde Miguel Cuesta, autor y viajero, te desentrañará todos sus secretos.

Empezamos por el oeste y bordeamos el país en sentido de las agujas del reloj.

Loket    

3.000 habitantes
A 140 kms de Praga

La península del río Ohre, a la que se encarama, no da más de sí. Y eso es precisamente la feliz garantía de que esta joya tan cinematográfica se vaya a quedar como está. Su castillo del siglo XII casi basta para que el viaje merezca la pena, pero es mejor si se adereza con un festín tradicional en la célebre cervecería de San Florián. A su alrededor se pueden visitar los famosos pueblos-balneario del oeste de Chequia. De hecho, navegando el Ohre en kayak, se puede alcanzar el más famoso de todos: Karlovy Vary.

Loket, República Checa

Mariánské Lázně

13.000 habitantes
A 150 kms de Praga

Es uno de estos pueblos-balneario, destino predilecto de grandes escritores y compositores del siglo XIX, donde dejó una huella especialmente reseñable Goethe. Mucho menos masificado que Karlovy Vary, aquí se disfruta mejor de las típicas columnatas de la región, pensadas para pasearlas mientras se beben aguas de los manantiales. Además, aquí se conservan las dos cabinas de baño más fastuosas de la zona en el edificio de los Nuevos Baños. Por su buena acústica, son habituales los conciertos en la gran iglesia de la Asunción, de estilo bizantino aunque católica. Los que no tengan la oportunidad, se pueden conformar con los espectáculos de luz y música que ofrece la fuente musical.

Marianzke Lazne, Republica Checa

Prachatice

10.000 habitantes
A 160 kms de Praga

Pequeña capital de provincia, creció un poco fea en el siglo XX, pero el casco viejo renacentista, lleno de esgrafiados de mil colores, aún conserva intactos sus encantos, rodeado de un jardín de paz que permite intuir el viejo foso. En su iglesia de Santiago, Jan Hus, padre de la reforma protestante nacido en una pedanía vecina, se topó con la opulencia eclesiástica y comenzó a darle batalla. Es buen punto de partida para alcanzar el inhóspito parque nacional de Šumava o la aldea de Holašovice, que con 147 habitantes permanece, sin anacronismo alguno, como un icono del llamado Barroco Popular de mediados del siglo XIX.

Prachatice, República Checa

Český Krumlov

13.000 habitantes
A 170 kms de Praga

El destino más visitado de Chequia más allá de Praga merece la pena tan solo por su ubicación, sobre tres penínsulas consecutivas que forman los meandros del río Moldava. Pero además presume de uno de los castillos mejor conservados del país, de jardines palaciegos, de templos y monasterios, de paseos panorámicos a pie o en kayak… Es todo un hervidero durante los meses de verano, pero lo bueno es que estos checos, en lugar de conformarse con los turistas que ya tienen garantizados, siguen trabajando por rehabilitar sus espacios históricos para nuevos usos, y así han conseguido tener en algunos de los museos más interesantes del país… además de montones de atracciones para familias.

Cesky Krumlov, República Checa

Telč

5.000 habitantes
A 150 kms de Praga

El pueblo renacentista por excelencia en Chequia es un festival de fachadas de colores centenarias, de nuevo con poquísimos anacronismos (¡pero qué listos son estos checos!), y un castillo que es un lujo para los interesados en las idas y venidas de la historia del arte, la mitología y la transgresión. Todo enmarcado en un casco urbano aislado por dos grandes estanques que, a modo de anchísimo foso, acaban de poner la guinda al pastel.

Mikulov

7.000 habitantes
A 50 kms de Brno y 250 kms de Praga

La capital del vino checo disfruta, además, de uno de los entornos más privilegiados del país: la histórica región de Moravia del Sur, que tanto gustaba a los Habsburgo y a la aristocracia de su imperio para erigir fastuosos palacios de verano. El castillo del pueblo o el barrio judío, con un romántico cementerio ancestral, valen la visita, pero mejor usarlos de pretexto para recorrer la pequeña región (en coche o en bicicleta) y descubrir sus bodegas, paisajes y los palacios de Valtice y Lednice.

Palacio Lednice, Mikulov. República Checa

Štramberk

3.000 habitantes
A 330 kms de Praga y 150 kms de Brno

En el extremo nororiental del país, los remotos montes Beskides sirven de frontera entre Chequia, Eslovaquia y Polonia. Pasan desapercibidos por la distancia a Praga y por su excesiva proximidad a una región terriblemente industrializada: Silesia. Quizá por eso conservan encantos tan genuinos. Štramberk es su mejor exponente, aunque los que quieran vivir una ficción, se pueden acercar a Rožnov pod Radhoštěm para visitar el skansen, es decir, un pueblo enorme que recrea construcciones, usos y costumbres rurales de los Beskides en el siglo XIX.

Stramberk, República Checa

Litomyšl

10.000 habitantes
A 160 kms de Praga

Es uno de los destinos favoritos de los checos, especialmente en verano cuando se celebra el festival que lleva el nombre del célebre compositor Bedřich Smetana, nacido en la ciudad. Y es que, además de la calidad musical que acredita su trayectoria, Litomyšl ofrece escenarios idílicos para el evento como su fantástico palacio renacentista o el viejo monasterio que presume de haber sido, en el siglo XIV, sede del segundo obispado de Bohemia.

Litomysl, República Checa

Nové Město nad Metují

9.000 habitantes
A 150 kms de Praga

No es el más famoso ni el más espectacular, pero tiene un encanto indiscutible en los jardines de palacio y en el flanco del pueblo que hace equilibrios para no despeñarse hacia el barranco del río, donde sorprendentemente los lugareños encuentran rincones inverosímiles para cultivar parras. Visitarlo es un buen pretexto para remontar el río Metují, que va dando nombre a otros pueblecitos y parajes con cierto encanto, y culmina de forma espectacular en Adršpašskoteplické skály, un paraíso para el que disfrute de los caprichos de la erosión de las rocas.

Nové Mesto nad Metují, República Checa

Kutná Hora

20.000 habitantes
A 70 kms de Praga

Suele ser la escapada de un día más típica desde Praga. Por su cercanía y por un patrimonio desproporcionadamente rico para una localidad más bien pequeña. Y es que el dinero atrae dinero: hablamos de la capital medieval de la acuñación de moneda en Bohemia, además de uno de los centros de la minería de plata. Tan solo la iglesia de Santa Bárbara ya merece el viaje, aunque la foto más tétricamente típica suele ser el osario de Sedlec, todo un orgullo local que presume de albergar más de cuarenta mil restos mortales en su decoración.

Kutna Hora, República Checa

Texto y fotos: Miguel Cuesta