Inmersa en las tradiciones más arraigadas y a la vez en las vanguardias más transgresoras, Valencia es, ante todo, una urbe despierta y en continua transformación. La ciudad debe sus orígenes a los romanos. Los árabes la convirtieron en una ciudad importante gracias a la potenciación de la agricultura y a la introducción de productos tan comunes ahora como las naranjas, el arroz y la caña de azúcar. Fue conquistada por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, en 1094 y reconquistada de nuevo por Jaime I en 1238, y ha visto cómo su destino cambiaba una y otra vez de rumbo junto a las agitadas aguas del Turia. Hoy el río no asusta a nadie: junto a su cauce se extienden amplios jardines y en uno de sus extremos ha nacido la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un proyecto por el que la capital de la Comunidad Valenciana es ya conocida en el mundo entero más allá de sus célebres Fallas.
El avión es el medio elegido por la mitad de los turistas que visitan Valencia. El aeropuerto de Manises se encuentra, biej comunicado, a 8 km de la ciudad. Por otro lado, el coche es el medio elegido por el 85% de los españoles que se desplazan hasta las playas valencianas. Las principales carreteras de acceso son la A3 desde Madrid y la A7 (Autovía del Mediterráneo), desde el norte y el sur.
Gracias al AVE, el trayecto desde Madrid por ferrocarril es inferior a dos horas, mientras que desde Barcelona, en Talgo o Media Distancia, el trayecto supone algo más de tres horas. En la Estación Central de Autobuses recalan los autocares que recorren los pueblos de la provincia y las principales poblaciones de la Comunidad, así como líneas nacionales e internacionales.
En el puerto de Valencia operan varias compañías que comunican por mar la capital del Turia con los puertos de Mallorca, Menorca e Ibiza.
Valencia es llana, no muy grande y con temperaturas agradables, en fin, ideal para pasear y disfrutar del aire libre en cualquier época. Además, el transporte público ofrece muchas posibilidades, tanto para recorrer la ciudad como para acercarse a su área metropolitana.
Existen 91 líneas de autobuses urbanos que recorren la ciudad, además de 7 nocturnas y 3 estivales que van desde el centro a las playas de Las Arenas y la Malvarrosa. Seis líneas de Metro conectan el centro con los pueblos cercanos. El tranvía es el medio más cómodo para llegar a la Malvarrosa y el Cabanyal.
Valencia es también es una ciudad ideal para recorren en bici, pues cuenta con 120 km de carriles bici y ciclocalles, numerosas empresas de alquiler de bicicletas e incluso un servicio municipal de alquiler.
Como corresponde a una de las más importantes ciudades del país, Valencia está muy bien dotada de alojamientos, algo que, además, se corresponde con la faceta de ciudad receptora de turismo costero estival.
En el tramo sur del antiguo cauce del Turia se alza imponente la admirable y grandiosa Ciudad de las Artes y las Ciencias, obra en su mayor parte del arquitecto valenciano Santiago Calatrava. En el complejo se encuentran el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el Palacio de las Artes Reina Sofía, l’Hemisféric y l’Oceanogràfic, entre otros espacios para el ocio, el arte y la cultura.
Es uno de los edificios más espectaculares que encierra en su casco histórico la ciudad. Con dimensiones de catedral, la Lonja de la Seda, también llamada de los Mercaderes, es una obra maestra del gótico civil valenciano. Desde 1996 es Patrimonio Mundial de la Unesco.
Fueron necesarios 150 años para terminar esta magnífica catedral que, junto con su torre, el Micalet (Miguelete), conforma uno de los edificios emblemáticos de Valencia. El estilo gótico, que cuenta con ejemplos extraordinarios en Valencia, constituye uno de los principales atractivos de la ciudad.
Un pequeño mar. Así es La Albufera, que cada mañana los pescadores recorren en sus barquets. Su habitante más famoso es la anguila, que, una vez capturada, sirve de base a uno de los platos típicos de Valencia: el all i pebre.
El Instituto Valenciano de Arte Moderno es una de las principales referencias vanguardistas de Europa. En él se exhiben desde obras de artistas valencianos del siglo XX considerados precursores del arte moderno (Sorolla, Pinazo) hasta otras más actuales, correspondientes a las principales corrientes internacionales.
El barrio del Carmen está repleto de monumentos y museos para visitar a la luz del día. Pero hay que visitarlo también cuando se pone el sol para recorrer los rincones del que es el centro neurálgico natural de la noche valenciana. Ruzafa, antiguo poblado árabe y barrio de tradición obrera, asociativa y multicultural, le disputa últimamente este galardón.
Es la fiesta grande de Valencia. Llega marzo y arden sus calles bajo la advocación de su patrón, san José, en vísperas del solsticio de primavera. Más de 700 monumentos de cartón o poliuretano serán pasto de las llamas en solo unos minutos después de un año de mucho trabajo.
Si por algo es famosa Valencia es por su sol y sus fantásticas playas, rebosantes de gente en cuanto llega el buen tiempo. Sus arenales urbanos son toda una tentación, con la Malvarrosa a la cabeza. Y el resto también: la Comunitat es la segunda autonomía española con más banderas azules en sus costas.
Esta es una de las mejores maneras de acercarse a la cultura local y aquí la gastronomía están tan presente que es un elemento inseparable del carácter de los valencianos. Los dos mercados más bonitos de Valencia, el Mercado Central y el Mercado de Colón, poseen, además, la impronta del modernismo.
La gastronomía tradicional valenciana es una de las más reconocidas del mundo, gracias a su plato más internacional: la paella. Tanto es así que ha llegado a incluirse como emoji de Whatsapp, protagonizando una divertida polémica frente a otros iconos que representaban “arroz con cosas”.
La fama de la paella, verdadero plato nacional, no hace sombra a la rica gastronomía de la Comunidad. La valenciana es la cocina del arroz, decenas de recetas trasladan el cereal a la mesa en múltiples formatos: seco, cremoso, caldoso u horneado. La lista que se puede confeccionar a partir de lo que contienen los arroces de esta tierra es interminable: rapes, patos, rayas, caracoles, espárragos, coliflores, alubias, pollos, calamares, conejos, anguilas, alcachofas, gambas, cigalas, bogavantes…
Aunque casi siempre sea el arroz el ingrediente estrella, no solo de paella vive el hombre y la cocina tradicional valenciana tiene una gran cantidad de platos que podréis degustar en vuestra visita: clóchinas al vapor, all i pebre de anguila…
Helados y granizados son otra especialidad, cuya bebida por excelencia es la horchata de chufa. Si se mojan en ella fartons, bizcochos dulces y alargados, la horchata se convierte en un delicioso desayuno o merienda.
Las Fallas comienzan en realidad en febrero, con la Gran Despertá Fallera y las primeras mascletás. En marzo, todos los días retumban truenos y petardos hasta que la fiesta concluye en la medianoche del 19 de marzo, cuando arden todas las fallas en la cremá.
De entre el resto de fiestas y tradiciones cabe citar la Semana Santa, que se celebra con brillantez en el distrito marítimo, el Corpus Christi, la fiesta de la Virgen de los Desamparados (segundo domingo de mayo), la de San Vicente Mártir (22 de enero) y la Feria de Julio en honor de San Jaime.