La Comunidad Foral de Navarra, el Viejo Reyno fundado en la Edad Media, ocupa la porción central del norte de España, allí donde los Pirineos Occidentales entran en contacto con el mar Cantábrico, en el vértice del golfo de Vizcaya, y separan, o más bien vertebran, la Alta Navarra española con la Baja Navarra francesa a lo largo de 143 km de fraterna y septentrional frontera. Tanto la parte física de Navarra, sus paisajes, como la humana, sus paisanajes, configuran un auténtico continente en miniatura, con sus agudos relieves alpinos que hieren el firmamento azul en los Pirineos, la suavidad climática y orográfica de la Navarra oceánica, la transición hacia el clima mediterráneo continental de la Zona Media y la feracidad de las tierras ribereñas al gran Ebro y a sus afluentes, con un espacio mágico, irreal y desértico como colofón: las Bardenas Reales.
Navarra ocupa una extensión de 10.421 km2, flanqueados al sur por La Rioja, al este por Aragón –Huesca y Zaragoza– y al oeste por la Comunidad Autónoma Vasca. La diversidad de caracteres geomorfológicos, bioclimáticos y también humanos que conforman la realidad de Navarra se suele concretar tradicionalmente en tres subregiones: la Montaña –integrada por la Navarra Húmeda del noroeste, los Valles Pirenaicos y las Cuencas Prepirenaicas–, la Zona Media –dividida en Tierra Estella y la Navarra Media Oriental– y la Ribera, Estellesa y Tudelana.
Si no tienes una idea clara de lo que quieres visitar, aquí van seis interesantes propuestas de recorridos por Navarra que pueden realizarse en un solo día o dividirse en varias jornadas.
El aeropuerto de Pamplona está en Noain, a 6 kilómetros de la ciudad. Desde aquí, Navarra está conectada por vuelos directos y diarios con Madrid. Desde los 6 aeropuertos del entorno, ubicados en un radio de entre 80 y 250 km, existen conexiones diarias con las principales ciudades españolas y europeas de Francia, Alemania, Irlanda, Reino Unido, Bélgica, Italia y Portugal. Navarra dispone de trenes directos y diarios a Donostia-San Sebastián, Irún, Vitoria-Gasteiz, Zaragoza, Tarragona, Lleida, Barcelona, Madrid, Gijón, Oviedo, Palencia y León. La red de carreteras tiene estructura radial y su centro en Pamplona, desde donde parten las principales vías hacia el resto de la comunidad. Destacan dos vías prácticamente paralelas que atraviesan la Comunidad de norte a sur y que la unen con la A-I (Autovía del Norte): la N-121-A y N-121, y la AP-15: Autopista de Navarra (Tudela- Pamplona- Irurtzun). |
Si se llega a Navarra sin coche es posible desplazarse utilizando los autobuses de línea, con buenas conexiones a las localidades ubicadas en la mitad sur y con servicios algo menos frecuentes hacia los pueblos del Pirineo. En cualquier caso, siempre se puede tomar un taxi o alquilar un coche, para mayor comodidad. El servicio de autobuses que opera en Pamplona y su área metropolitana dispone de una amplia flota de autobuses identificables por sus colores: blanco,
Navarra ofrece al viajero inquieto una oferta de alojamientos acorde con la riqueza de su patrimonio. Son numerosos los hoteles pequeños y familiares que jalonan su geografía, imponiendo unos niveles de calidad que han sido referencia para otras comunidades españolas. Las diferentes marcas con las que se han regulado este tipo de establecimientos (como la que agrupa los soberbios Hoteles Nobles del Reyno) tienen en común un máximo respeto por la arquitectura popular. En los pueblos y aldeas de las estribaciones pirenaicas, a lo largo de la ruta jacobea y, en menor medida, en la Ribera del Ebro, existen deliciosas casas rurales, establecimientos de agroturismo y hoteles familiares.
Navarra es tierra rica en paisajes y ambientes diferenciados. Esta Guía Total contiene la información más actual y completa para conocer esta bella Comunidad Foral, dividida en cuatro apartados. En Excursiones por Navarra se describen seis recorridos por esta Comunidad. Todos van acompañados de un mapa de la zona en el que se señala el itinerario descrito...
La capital navarra es una de las ciudades españolas con mayor calidad de vida gracias a los modernos equipamientos con los que se le ha ido dotando en las últimas décadas. Como primera ciudad del Camino de Santiago en la ruta hacia Compostela, junto a su atractivo patrimonio monumental, Pamplona ofrece al visitante el carácter vivo y dinámico de sus habitantes y una intensa actividad cultural en la que no es ajena la presencia de una numerosa población universitaria.
La ciudad de Olite, título que ostenta desde 1630, y su palacio-castillo constituyen uno de los lugares más visitados de Navarra y han sido escenario de numerosos actos culturales. Ciudad real por antonomasia, es además tierra de reconocidas bodegas y sede actual de la Estación de Viticultura y Enología de Navarra.
Estella-Lizarra es una ciudad con un rico patrimonio cultural y monumental, de tradición artesana y comercial, y carácter acogedor hacia los peregrinos y visitantes que acuden hasta ella. Atravesada por el río Ega, los monumentos de mayor valor se sitúan en la margen derecha, en torno a la plaza de San Martín.
Este singular rincón del Pirineo es cruce de caminos y de leyendas, pues tres de las cuatro rutas francesas del Camino de Santiago convergían en ella, por lo que llegó a ser la capital espiritual y cultural europea durante la Edad Media. Visita imprescindible es su bella colegiata de Santa María.
Típica villa jacobea con una Calle Mayor que ha visto pasar pacientemente a peregrinos de todas las épocas y latitudes. La vieja rúa de los Rumeus, abierta en la porticada plaza Mayor, desemboca en el río Arga, que salva mediante un bello puente medieval incorporado al topónimo.
La iglesia de Santa María de Eunate es un curioso templo románico que más parece obra de orfebres que de los rudos canteros del siglo xii. La silueta de la iglesia se perfila, mágica, entre tierras de labor y rodeada de campos de cereal y algún viñedo, con su forma octogonal, coronada por una espadaña.
Capital de la Ribera navarra, Tudela es una ciudad antigua y dinámica situada en la encrucijada de caminos que siguen el trazado del Ebro. Su espléndida catedral gótica con su portada del Juicio Final merece una detallada visita.
El monasterio de San Salvador de Leyre reúne un conjunto armónico de edificios de distintas épocas y estilos unificado por el color de la piedra y por un grandioso marco paisajístico. De origen prerrománico, era ya importante cenobio en el año 848. Mención especial merecen su cripta y la portada de su iglesia, la llamada Porta Speciosa por su extraordinaria belleza.
Durante ocho días y medio –del 6 al 14 de julio– la Pamplona ordenada, pulcra y trabajadora se transmuta en una ciudad en la que la calle es el lugar común de la fiesta: encierros de toros, charangas musicales y el espectáculo multicolor y autónomo, que cada uno se organiza, se suceden sin interrupción.
En la casi siempre verde Navarra –al fin, una comunidad del norte de España– sorprende encontrar un paraje natural tan extenso y desértico como el que configuran las Bardenas Reales, con una grandiosa ermita que se alza cual pórtico de entrada.
Como salidos de un cuento de hadas o de una novela de Tolkien, los pintorescos pueblos que salpican la vertiente septentrional de la sierra de Aralar participan de una misma arquitectura popular, de una similar idiosincrasia y de un paisaje en el que la persistente humedad favorece el color siempre verde de sus prados, tan solo interrumpido por el albo encalado de sus casas dispersas.
Imprescindible es el paseo por el paisaje agreste de la foz de Lumbier, donde se puede disfrutar de una garganta estrecha labrada por el Irati que descubre un singular paisaje de roquedos escarpados donde moran grandes buitres leonados.
Con sus 17.200 hectáreas constituye el segundo mayor bosque de Europa. Inmensas hayas e imponentes abetos forman un lugar frondoso donde habita una variada fauna.
Unas dos horas y media de paseo por un espeso bosque donde destacan las hayas y por el que se van sucediendo espectaculares lagunas de un bello color turquesa que confieren a este paraje un carácter tremendamente mágico.
Los sanfermines son las fiestas grandes de Pamplona, donde se combinan sus mundialmente conocidos encierros con mucha alegría y diversión en sus calles durante la semana en torno al 7 de julio. Pero la diversión no se acaba en Pamplona: el folclore navarro es tan rico y variado que los planes para descubrir las fiestas, tradiciones y costumbres de esta tierra son casi infinitos. La música, la danza y la gastronomía son las protagonistas de las fiestas. Ritos paganos conviven con las tradiciones religiosas a lo largo de las cuatro estaciones.