En Donostia lo que primero llama la atención es la belleza de su enclave: la bahía con la playa de la Concha y la isla de Santa Clara en el centro, el río Urumea y sus puentes cargados de romanticismo y los pequeños montes que la rodean, Urgull, Igeldo y Ulía. Luego está la creación humana, con un núcleo original, la Parte Vieja, y un Ensanche del siglo XIX construido sobre marismas y arenales. La sabia combinación de estos dos factores han hecho de Donostia una de las ciudades más hermosas y elegantes de Europa. Pero hay otros secretos. Donostia es una ciudad viva y dinámica a lo largo de todo el año, con un alto nivel de vida, múltiples actividades culturales y con una de las mejores gastronomías de España.
En avión: El aeropuerto se localiza en Hondarribia, a 20 km de San Sebastián. Opera únicamente con vuelos a Madrid y Barcelona. Los aeropuertos internacionales de Bilbao y Biarritz se encuentran a 100 y 50 km respectivamente.
En coche: Donostia está conectada al resto de España y a Francia a través de las carreteras N 1/AP 1 (Madrid-Irún), N 634 (San Sebastián-Santiago), A 8 (Bilbao-Irún), A 63 (París-Irún) y A 15 (Pamplona-San Sebastián).
En tren: Muy céntrica, la Estación del Norte (Renfe) conecta la ciudad con trenes diarios a Madrid y Barcelona, además de servicios de cercanías a localidades próximas y a la frontera.
En autocar: Las líneas nacionales e internacionales tienen como destino la Estación Donostia-Geitokia, ubicada junto a la Estación del Norte.
San Sebastián es una ciudad en la que os podéis mover a pie o en bicicleta sin recurrir al transporte público.
En coche: Es bastante difícil encontrar aparcamiento en el casco urbano, que está regulado por el sistema OTA (tiempo limitado). Existen numerosas plazas en aparcamientos subterráneos de pago así como otros disuasorios gratuitos con conexión de bus.
En autobús: 40 líneas de autobuses unen todos los barrios. También existen líneas nocturnas los fines de semana.
En bicicleta: Es una magnífica opción para desplazarse por la ciudad, que cuenta con una excelente red de carriles-bici (bidegorri).
Completan la oferta los transportes turísticos por tierra (tren, bus, funicular de Igeldo) y por mar (Catamarán Ciudad de San Sebastián y Motora de la Isla, que viaja a la isla de Santa Clara).
Dormir en San Sebastián no es barato. En temporada alta y durante la celebración de los festivales los alojamientos aumentan sus precios. Los hoteles de lujo o con vistas a La Concha son extraordinariamente caros, como los históricos Hotel María Cristina o el Hotel de Londres y de Inglaterra. Los hostales y pensiones más económicos se localizan en la zona vieja, plaza de Gipuzkoa y calle San Martín.
Una guía práctica y actualizada para realizar un corto viaje a San Sebastián y sus alrededores. En el primer capítulo (Diez Indispensables), se propone una selección de los lugares, curiosidades y tradiciones de la zona que no hay que perderse: El monte Igeldo, La Concha, La Parte Vieja, El Urumea y los puentes, San Sebastián en fiestas...
Paseo, playa y bahía responden al mismo nombre, ligado forma permanente al de San Sebastián. Desde el puerto y los jardines de Alderdi Eder hasta el Peine del Viento, la Concha son casi dos kilómetros abarcables en una solo golpe de vista.
San Sebastián tiene el encanto adicional que poseen las ciudades atravesadas por un río. Se trata del Urumea, un río con una noble desembocadura y unos puentes que embellecen la parte más romántica y melancólica de la ciudad.
En uno de los extremos de la bahía de la Concha, al final de la playa de Ondarreta, se encuentra uno de los iconos de Donostia, El Peine del Viento, conjunto escultórico de Eduardo Chillida.
Imponente conjunto arquitectónico obra de Rafael Moneo. Su interior alberga un Auditorio, el Palacio de Congresos y Exposiciones y otras dependencias que sirven de marco a los principales acontecimientos culturales de San Sebastián, como los festivales de Cine y de Jazz.
Pasai Donibane (Pasajes de San Juan) es una de las poblaciones más genuinas y mejor conservadas del País Vasco. Se puede pasear hasta el borde del mar por cualquiera de las dos orillas del muelle.
Su casco antiguo, amurallado, es uno de los más bonitos y con mejores muestras de arquitectura popular y palaciana de todo el País Vasco.
A Igeldo hay que subir para obtener la mejor panorámica de Donostia y la bahía de la Concha. Podéis llegar en el funicular, construido en 1912, que mantiene todo el encanto de su época en los vagones de madera.
No se la conoce como casco antiguo ni centro histórico. Parte Vieja es una denominación cariñosa para una zona de Donostia que es el centro de peregrinación obligado para los devotos de los pintxos y para entregarse a los placeres culinarios en restaurantes y sociedades gastronómicas.
El viejo puerto de pescadores aún conserva todo su aroma marinero. Bajo los soportales del muelle despliegan los restaurantes y sidrerías las mesas para degustar las típicas sardinas asadas, con su botella correspondiente de sidra del país.
La ciudad posee numerosos atractivos para los niños. Las playas son en sí mismas una gran zona de juegos, y además gratuita, pero también están en Aquarium y el parque de atracciones del monte Igeldo, entre otros lugares interesantes.
En Donostia-San Sebastián nació el movimiento renovador que se ha plasmado en la nueva cocina vasca. Y es que los donostiarras no solo gozan de unas materias primas variadas y excepcionales, sino que han sabido hacer una síntesis singular de la cocina tradicional de los pescadores con la refinada cocina francesa puesta de moda en los ambientes cortesanos que acudían a la ciudad de veraneo.
Del ambiente gastronómico que se respira dan fe los muchísimos restaurantes -algunos reconocidos entre los mejores de Europa- y las más de 100 sociedades gastronómicas. Entre las recetas típicamente donostiarras están las kokotxas de merluza en salsa verde, el besugo a la parrilla, el mero y el rodaballo, también a la parrilla, el txangurro, las distintas maneras de preparar el bacalao, el marmitako, y otras muchas recetas que comparte con la cocina vasco-navarra.
La más emblemática de las fiestas donostiarras es la que marca su patrón, 20 de enero, con las inimitables y únicas tamborradas. El Aste Nagusia o Semana Grande, que se celebra en torno a la festividad de la Asunción, el 15 de agosto, es la más multitudinaria del denso calendario festivo.
Los festivales más destacados son: el Festival Internacional de Cine (septiembre), el Ciclo Internacional de Cine Submarino (noviembre), el Festival Internacional de Jazz (julio), la Quincena Musical (agosto), el Kutxa Kultur (septiembre) y la Semana de Cine Fantástico y de Terror (octubre).