Tras las murallas que protegen su casco antiguo, la capital cacereña posee una densa concentración de palacios, casas señoriales e iglesias de una gran variedad de estilos: románico, islámico, gótico septentrional y renacentista, que la convierten en uno de los más hermosos y mejor conservados recintos urbanos europeos, declarado por la Unesco Patrimonio Mundial. Lo que el visitante encuentra, asombrado, es una ciudad histórica completa en unas condiciones de conservación inigualables.
El único aeropuerto de Extremadura se encuentra en Badajoz, a 120 km de Cáceres. La red de trenes Renfe Media Distancia conecta esta comunidad con las de Andalucía, Castilla-La Mancha y Madrid. La mejor opción para llegar a Cáceres es por carretera. Las principales carreteras de acceso son la autovía Vía de la Plata A 66 en el eje norte-sur (Gijón-Sevilla) y la A 5 en el eje este-oeste (Madrid-Lisboa) hasta Trujillo, para continuar por la A 58 hasta Cáceres.
Si habéis llegado en coche a Cáceres lo mejor es aparcarlo y disfrutar a pie del casco histórico, pues está peatonalizado y se puede recorrer fácilmente andando, todo queda bastante cerca. Si no os alojáis en el centro podéis acercaros hasta el hotel en los autobuses urbanos o en taxi.
En Cáceres podéis encontrar un buen número de establecimientos hoteleros con una amplia gama de precios y calidades. Si queréis daros un capricho y dormir en el casco antiguo en un palacio renacentista, un lugar recomendable es el Parador de Turismo. Para presupuestos más ajustados, tanto en el centro como en los alrededores tenéis un buen número de hoteles y hostales con buen servicio a precios interesantes.
Una guía práctica y totalmente actualizada, ideal para realizar un corto viaje a Cáceres y sus alrededores. La guía está dividida en cuatro apartados. En el primero, titulado Diez Indispensables, se propone una selección de los lugares, curiosidades y tradiciones de la zona que no hay que perderse: El valle de Ambroz y las Tierras de Granadilla, El valle del Jerte, El Parque Natural de Monfragüe, Guadalupe...
En esta plaza de forma irregular se suceden diversos palacios en torno a la concatedral de Santa María la Mayor: el palacio Episcopal, el palacio de Mayoralgo, el palacio de Hernando de Ovando…
Es el centro neurálgico de la ciudad. Data del siglo XIII y está rodeada, en su mayor parte, por soportales. Sobresale en su perfil la torre de Bujaco, situada junto a la puerta de entrada al casco histórico.
Construida en el siglo XVI sobre el solar que ocupaba el alcázar árabe, conserva en los subterráneos el aljibe de la primera época musulmana (siglo IX). El palacio es la sede del Museo de Cáceres.
Conocida como La perla del Jerte, es el segundo núcleo de población de la provincia. Sus murallas protegen un valioso patrimonio histórico-artístico, que posee además la particularidad de contar con dos catedrales unidas.
El oro que durante decenios aportaron los trujillanos enriquecidos en la aventura americana se trocó en el espléndido despliegue de palacios y mansiones que, junto con la herencia romana y árabe, hacen de Trujillo un conjunto de extraordinario interés histórico y monumental.
En pleno centro de la provincia de Cáceres, el Parque Nacional de Monfragüe es un bellísimo espacio natural de gran importancia ecológica por la vegetación y la fauna que lo habita.
Cáceres es una ciudad que, como pocas, incita a perderse en el laberinto de sus calles y plazuelas, bajo arcos, torres y murallas, entre iglesias y hermosos, innumerables, palacios.
Cerezas del Jerte, pimentón de La Vera, aceite de oliva de la Sierra de Gata-Hurdes, torta del Casar, quesos de los Ibores, jamón de la sierra de Montánchez, vinos de Cañamero y de Montánchez…
A unos 12 km de Cáceres en dirección oeste se encuentra el Monumento Natural de los Barruecos, lugar donde los bolos graníticos erosionados componen caprichosas formas. Entre los berrocales, en unos antiguos lavaderos, está instalado el Museo Vostell, de arte contemporáneo.
En las comarcas del Jerte, La Vera y El Ambroz, la abundancia de agua y las buenas temperaturas favorecen el cultivo de árboles frutales. Miles de cerezos pueblan las laderas del valle del Jerte, que ofrecen un impresionante espectáculo durante su floración en primavera.
En Cáceres está representada la tradición culinaria de toda la región norte de Extremadura. De entre las numerosas especialidades que la componen pueden citarse como más características de la ciudad las sopas de poleo y sopas canas, a base de pan migado en leche con aceite, pimentón y ajo; las tencas, pescado muy sabroso, que se prepara frito y en escabeche; el frite, de cordero o cabrito, la ropavieja, carne en salsa con huevo y tomate, o el gazpacho de conejo. Bien conocida es la calidad de los quesos de oveja, cabra y vaca de la zona, y entre ellos la exquisita torta del Casar de Cáceres.
Las fiestas en honor de San Jorge (23 abril), patrono de la ciudad, incluyen una cabalgata de dragones, combates de moros y cristianos y quema nocturna del dragón en la Plaza Mayor, con gran despliegue pirotécnico. La Semana Santa cacereña, declarada de Interés Turístico Internacional, se desarrolla sobre todo en el incomparable marco del recinto amurallado. Entre los acontecimientos culturales destaca el Womad (World Music and Dance), festival internacional que la segunda semana de mayo reúne lo más granado de la música étnica.