Aunque tiene más de dos mil años, el origen de la actual capital de Hungría se remonta al siglo XIX, cuando se produjo la fusión de tres ciudades hasta entonces independientes: Buda, Pest y Óbuda. Buda, montañosa y dueña de un pasado romántico donde se enclava el castillo (en la imagen), y Pest, llana, moderna y sede de la administración, el comercio y los hoteles y cafés, están unidas de manera indisociable por los bellos puentes que atraviesan el Danubio, como el de las Cadenas o el dedicado a la emperatriz Isabel (la célebre Sissí), y también por un pasado salpicado de hechos trágicos y destrucciones. Producto de las consiguientes reconstrucciones, lo que hoy ofrece Budapest es una bella ciudad con un punto de melancolía pero orgullosa de un pasado, una moderna metrópolis en rápida expansión, con un elegante y fascinante casco antiguo lleno de vida.
Los ciudadanos de la Unión Europea solo necesitan el pasaporte o el DNI en vigor para entrar en Hungría.
Los ciudadanos españoles pueden usar en Hungría la Tarjeta Sanitaria Europea, con la que pueden recibir gratis asistencia básica y de urgencias. Los medicamentos solo se venden con receta médica.
Budapest tiene un clima continental, con inviernos fríos, veranos calurosos y estaciones intermedias marcadas por las lluvias. La mejor época para viajar es de mayo a septiembre.
Coincide con la establecida en Europa occidental, y por tanto es la misma que en la España peninsular. Por su situación, anochece una hora y media antes que en España.
La Budapest Card permite utilizar el transporte urbano, algunos trenes y obtener descuentos en museos, spas, teatros, etc.
Aunque Hungría tiene voluntad de adoptar el euro, actualmente la unidad monetaria sigue siendo el forint o florín húngaro (Ft).
Hay numerosas aerolíneas que ofrecen vuelos directos desde las principales ciudades españolas como Iberia, Vueling y Wizzair. El Aeropuerto Internacional Ferenc Liszt dispone de dos terminales: la T1, en la que aterrizan los vuelos de las compañías de bajo coste, y la T2, con su agregado 2B, en la que toman tierra los aviones del resto de compañías aéreas.
Igualmente es posible llegar a Budapest en autobús con la empresa Eurolines o bien en un crucero fluvial por el Danubio.
Para visitar los lugares más representativos de la ciudad, lo mejor es desplazarse a pie por el centro de Pest, y utilizar el transporte público para acceder a los puntos más alejados de Buda y Óbuda.
La empresa municipal de transporte BKV cuenta con servicios de autobuses, tranvías, metro y trenes de cercanías. Los billetes se adquieren en las estaciones de metro y se validan en el interior del transporte.
La red de autobuses es la más tupida. Los tranvías, de color amarillo, también enlazan prácticamente todos los barrios y distritos. Son particularmente atractivos los recorridos que discurren por ambas orillas del Danubio.
Budapest cuenta con cuatro líneas de metro señalizadas con diferentes colores.
Hay numerosos servicios de cruceros fluviales que ofrecen recorridos por el Danubio, de entre una y dos horas de duración. Las salidas se realizan desde el embarcadero de la plaza Vigadó.
En Budapest existe una gran variedad de alojamientos, con opción para encontrar hospedaje según las demandas y posibilidades económicas de cualquier viajero. Aunque el número de plazas hoteleras sea elevado, hay que tener en cuenta que en determinadas épocas (celebración de Hungaroring o el festival Sziget) es complicado encontrar un lugar para dormir si no se ha reservado con antelación. Los albergues juveniles, apartamentos, residencias de estudiantes y habitaciones particulares son una estupenda opción para pernoctar en verano.
Esta Guía Total de Budapest se presenta como un magnífico instrumento para conocer o revisitar esta bella ciudad. La información de este volumen se distribuye en varias secciones. La primera parte, dedicada a Budapest y sus alrededores, está dividida en tres capítulos correspondientes a Pest, Buda y los lugares de interés más cercanos de la ciudad...
Es el origen de Buda, una ciudadela en lo alto con palacios, iglesias y museos que la convierten en la atracción turística por excelencia.
Obra de Adam Clark, fue el primero que unió las orillas del Danubio. De noche, iluminado, es una preciosa postal.
Sede legislativa de la República y símbolo de la independencia húngara, es una soberbia obra neogótica. En su interior se exponen los emblemas de la antigua monarquía.
Es el estilo que marcó todos los frentes artísticos de la renovación nacional húngara a principios del siglo XX, llamado en otros lugares Art Nouveau.
Larga y señorial avenida, declarada Patrimonio de la Humanidad, que desemboca en la Plaza de los Héroes, con el imponente monumento al Milenio.
La mayor de Europa y la segunda del mundo, de estilo bizantino-morisco.
Sube al Bastión de los Pescadores en Buda, para obtener la mejor panorámica de la capital de Hungría.
Relájate en una piscina de aguas termales en los baños Gellért o Széchenyi. Puedes incluso echar una partida de ajedrez.
Siéntete como los antiguos reyes de Hungría, Francisco José y Sissí, y acude a una representación en el fastuoso edificio de la Ópera, llamado oficialmente Magyar Állami Operaház.
Degusta un café o té con pasteles en alguno de los cafés más regios e imperiales de Budapest como Gerbeaud, Lukáks o New York.
Curiosea o compra algún producto típico como paprika en el Mercado Central, antiguo edificio neogótico bien rehabilitado.
Pasea por el extenso Parque de la Ciudad, Városliget. Fue un antiguo coto de caza y hoy incluye construcciones como capilla, esculturas y museos, un lago y el castillo de Vajdahunyad.