Barcelona tiene una enorme e inagotable capacidad para despertar curiosidad, interés y genuina pasión entre visitantes llegados de todos los rincones del mundo. Siempre ofrecerá al que se acerque a ella algo nuevo para descubrir. A orillas del Mare Nostrum, fue y sigue siendo uno de los principales puertos del viejo mar Mediterráneo. El abigarrado Barri Gòtic y los barrios del Raval y la Ribera son herencia de la ciudad medieval cuya pujanza llegó con la vista puesta en el mar. En el siglo XIX, con la industrialización y el trazado del Eixample, la ciudad se volcó hacia la montaña, el Tibidabo. De esa época ha sobrevivido otra herencia fundamental: la Barcelona de las Exposiciones Universales, del modernismo, de Gaudí. Buena parte de los nuevos espacios que el visitante puede disfrutar en la Ciudad Condal están relacionados con la recuperación de la fachada marítima con ocasión de los exitosos Juegos Olímpicos de 1992: el Port Vell, el puerto olímpico, el recinto de Fòrum, el sector de Diagonal Mar y, sobre todo, las cinco magníficas playas, que conforman la Barcelona más moderna, dinámica y vanguardista.
El aeropuerto Internacional de Barcelona se encuentra en el Prat de Llobregat, a unos 15 km del centro urbano y bien comunicado con él. La estación de Sants es el punto central de comunicaciones férreas de la ciudad. En ella confluyen todas las líneas de ferrocarril de Renfe (Ave, largo recorrido, regionales y cercanías) y también algunas de metro.
Existen dos estaciones principales de autobuses. Una se encuentra junto a la estación de Sants y hasta ella legan los autobuses que enlazan Barcelona con las principales ciudades europeas. La otra es la estación del Norte, donde paran los autobuses que comunican Barcelona con el resto de las capitales de España y con muchas de las ciudades europeas.
Barcelona es uno de los principales puertos de cruceros del Mediterráneo. Además dispone de líneas regulares con las islas Baleares y los puertos de Génova, Roma y Orán.
Las principales carreteras de acceso son la A 2/AP 2 desde Madrid y Zaragoza, y la A 7/AP 7 (Autovía del Mediterráneo), desde el norte y el sur.
Barcelona es una ciudad recogida, de manera que para desplazarse por ella no es necesario utilizar el coche; de hecho, es aconsejable no hacerlo. Como las distancias son relativamente cortas, andar es una forma sana, económica y eficaz para moverse por algunos barrios, especialmente por el casco antiguo. Asimismo, la ciudad ofrece una densa red de transporte público. Cada tipo de transporte público posee sus propios billetes, pero existen fórmulas que permiten utilizar casi todos los medios indistintamente durante un periodo determinado de tiempo y que resultan más económicos.
La presencia de la bicicleta es cada día mayor. El Ayuntamiento es en gran parte responsable del auge de las dos ruedas, al diseñar más de 100 km de carriles bici, que espera ampliar a 300, y establecer servicios como el Bicing, que permite utilizar libremente bicicletas repartidas por toda la ciudad a los ciudadanos que se hayan afiliado previamente al servicio.
Como corresponde a una de las ciudades más visitadas del país (y de Europa), Barcelona está muy bien dotada de alojamientos (más de 72.000 plazas hoteleras en 2017). Se pueden encontrar desde pensiones y hoteles baratos a hoteles de cinco estrellas y gran lujo con todo tipo de servicios y comodidades, así como apartamentos turísticos y, para presupuestos más ajustados, albergues y campings.
Para unos es el paseo donde late la verdadera Barcelona, para otros solo un espacio con multitud de turistas. Entrañables o canallas, las Ramblas son desde hace siglos el lugar donde la ciudad bulle, donde conviven todas las culturas, tradiciones y nuevas tendencias, y donde se compone un espectáculo humano único.
Seis de las obras que el genial arquitecto realizó en Barcelona han sido declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco: la Casa Vicens, el Palacio Güell, la Casa Batlló, la Casa Milà (la Pedrera), el Parque Güell y el templo de la Sagrada Familia, todas de inexcusable visita.
Entre los siglos XIII y XV Barcelona vivió una etapa floreciente gracias al comercio con los principales puertos del Mediterráneo. De aquel esplendor medieval quedan un buen número de construcciones, concentradas en el llamado Barri Gòtic, un conjunto histórico lleno de vida y de rincones con encanto.
Éxitos literarios como La catedral del mar han contribuido a popularizarla, pero la Ribera está de moda desde que a finales de los años setenta empezó a atraer a músicos, diseñadores y artistas de toda condición. El barrio se debate hoy entre la fidelidad a su historia y la colonización del glamour.
Con más de 50 museos, una decena de centros de exposiciones y un elevado número de galerías de arte, Barcelona es un destino cultural de primer orden. Hay museos de todos los temas y para todos los gustos. Sirvan de ejemplo los dos más visitados: el Museo Picasso y el Museo del FC Barcelona.
El mercado de la Boqueria es el más conocido de Barcelona y recibe a tantos compradores como visitantes atraídos por la vitalidad que aquí se respira y por la espectacular oferta gastronómica. De sus puestos se proveen los bares del mercado, cuyas barras rebosan con los mejores platos de la cocina catalana.
Recuperar el mar, abrir el viejo puerto a los ciudadanos y rehabilitar las playas ha sido uno de los retos más apasionantes y mejor resueltos de la Barcelona contemporánea.
Bohemio, rebelde y encantador. Así es Gràcia, uno de los barrios con mayor personalidad de la ciudad. El paseo que conduce a su corazón, el passeig de Gràcia, es una de las calles más famosas de Barcelona: cuajada de maravillosa arquitectura modernista es también un bulevar comercial de alto nivel que recibe turismo internacional especialmente interesado en el shopping.
El Moll d’Espanya constituye un importante espacio robado al mar y ganado para disfrute de barceloneses y turistas. Transformado radicalmente a partir del proyecto general de recuperación del Port Vell, el Moll d’Espanya alberga el Maremàgnum, un gran espacio comercial y de ocio en el que se encuentra de todo: tiendas, cafeterías, restaurantes, bares y salas de cine.
La sierra del Montseny es el macizo prelitoral más elevado que existe al sur de los Pirineos, y ha sido declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.
A 40 km de Barcelona, es uno de los pueblos más atractivos de la provincia por sus cuidadas playas, sus acogedoras plazas y calles, y por un ambiente único en sus noches.
Se dice que no existe una cocina propia de Barcelona. Y ello se debe a que la ciudad ha absorbido productos y maneras de toda Cataluña. Las mongetes amb butifarra (judías blancas con butifarra), la escudella i carn d’olla (cocido catalán), o el bacallà a la llauna (bacalao a la lata, por alusión al tipo de fuente en que se prepara) son tres platos característicos y reconocidos de la cocina que en esta ciudad se prepara, sin olvidar el omnipresente pan con tomate.
La repostería posee deliciosos representantes, entre los que cabe citar la crema catalana. La mona de Pascua, tarta adornada con espléndidas figuras de chocolare que se consume especialmente durante la fiesta religiosa que le da nombre, es otro de los dulces con peso propio.
En cuanto a los vinos, puede degustarse cualquiera de las once denominaciones de origen reconocidas en Cataluña (Penedès, Terra Alta, Cataluña, Tarragona, Conca de Barberà, Costers del Segre, Ampurdán, Montsant, Priorato, Alella, Pla de Bages), sin olvidar los excelentes cavas.
La patrona de Barcelona es la Virgen de la Mercè, y a ella está dedicada la celebración más importante de la ciudad (24 de septiembre). Son también interesantes las fiestas de los distintos barrios de la ciudad, entre las que sobresale la Fiesta Mayor de Gràcia, en la semana del 15 de agosto.
Entre los numerosos festivales que se realizan en Barcelona cabe destacar: Primavera Sound (mayo), Sónar (junio), Cruïlla (julio), Barcelona Beach Festival (julio), Grec (julio), Mostra Teatre Barcelona (octubre-diciembre).