Destino representativo del slow travel, el reino del Millón de Elefantes, el país menos poblado de Asia, vive al ritmo del Mekong. A lo largo de 1.800 km, sus orillas concentran las tierras cultivables y a más de la mitad de los lao loum, dedicados al cultivo del arroz. Sin salida al mar, el 80% de la superficie laosiana está ocupada por mesetas y montañas, hogar de las etnias animistas.
Laos, además de una naturaleza virgen, la fauna más abundante y variada de Asia, ceibas, bambús gigantes, toda clase de árboles frutales, música y danzas ancestrales, y una población joven y hospitalaria, también ofrece al viajero ciudades coloniales, como la apacible Vientián, y de un valioso patrimonio histórico y cultural, como Luang Prabang; poblados flotantes, buscadoras de oro, búfalos, cuevas y desfiladeros en Khammouane, cafetales en Bolaven, 4.000 exuberantes islas junto a la frontera camboyana y templos-montaña como Vat Phou.
España tiene 6 horas menos que Laos.
Ninguna compañía ofrece vuelos directos entre España y Laos. La combinación más cómoda es viajar a Seúl con Korean Air, y de allí a Vientián con su filial de bajo coste Jin Air. Otra alternativa es hacer dos escalas, y si se quiere volar con una sola compañía, la mejor opción es hacerlo con China Eastern.
China Eastern: http://us.ceair.com/en/
Lao Airlines: https://www.laoairlines.com
Korean Air: https://www.koreanair.com/global/es.html
El autobús es barato y cuenta con muchas líneas, pero no son aconsejables los trayectos nocturnos por el peligro que supone el mal estado de las carreteras. Lo mismo ocurre con el coche, que se puede alquilar con o sin conductor. Algunos trayectos se pueden hacer en barco por el Mekong.
Hay una amplia oferta de alojamientos en las zonas turísticas, desde la sencilla habitación en casa particular, hasta los hoteles de cuatro estrellas, pasando por otros establecimientos con encanto.
La tercera ciudad del país, pero la primera por su belleza y la más rica desde el punto de vista histórico y cultural. Un Patrimonio de la Humanidad que puede descubrirse en bicicleta.
Un lugar excepcional, al que se llega desde Nong Khiaw tras 1 h de navegación por el Nam Ou, en medio de paisajes extraordinarios.
En plena encrucijada entre pasado y modernidad, ha cedido algo de su carácter pintoresco ganando en animación, sin traicionar su estilo de vida relajado. Ahí reside su encanto.
Una de las regiones más misteriosas del país. Abundan las cascadas, los arrozales y los caucheros, pero Bolaven también es conocida por sus cafetales y plantaciones de té.
El cauce del Mekong se deshace repentinamente en múltiples hilos de agua y se enreda entre una miríada de islas exuberantes formando el Si Phan Don o las «4.000 islas» laosianas.
Estas cuevas está atravesadas por ríos subterráneos en los que se reflejan las formaciones calcáreas. No os perdáis la gruta más famosa: Kong Lor, una maravilla de la naturaleza de más de 7 km que se recorre en piragua.
En su cima está el wat Chomsi, una estupa erigida sobre una pirámide de tres niveles.
Al ritmo de sus habitantes, disfrutaréis del encanto de esta capital a escala humana. Un momento que es aún más delicioso cuando el sol se sumerge en este río legendario.
Como las que salpican la meseta de Bolaven. Un lugar para quienes amen la naturaleza en todo su esplendor y las pequeñas aldeas habitadas por gentes auténticas y encantadoras.
Frente al valle contemplando una grandiosa panorámica.
Dos productos de calidad que cultivan los productores locales de Ban Komaen y la meseta de Bolaven.
Entre aldeas, cuevas y cascadas. La vida desfila apaciblemente junto a los ríos: pescadores, jóvenes que recolectan algas, búfalos que se refrescan… Nada como una puesta de sol en el Mekong.
A 160 km al norte de Vientián, la frondosa región de Vang Vieng, de la etnia hmong, ofrece espectaculares formaciones kársticas, colinas calcáreas, cuevas y abruptos acantilados.
4 km de recorrido deslizándose aguas abajo por el río hasta Vang Vieng.
Puentes colgantes, chapuzones en el río, rutas de senderismo, masajes, cursos de cocina. Toda una oferta de ocio.
La cocina laosiana se caracteriza por el empleo de especias picantes y hierbas aromáticas, que forman parte de la medicina tradicional. El arroz glutinoso al vapor (khao niao) es la base de la alimentación. Las sopas especiadas son también muy populares, sobre todo en las ciudades. Entre las especialidades: ensaladas laap y tam mak houng, salchichas de cerdo agridulces, Or lam (guiso de berenjena), som mou (cerdo marinado), hao poun (fideos de arroz), carne de búfalo secada al sol y luego asada, phó (sopa de fideos). El Mekong aporta toda clase de pescados… de acuicultura. Hay también un gran surtido de dulces: khao tom, hao lam, nam van, tejas de leche de coco.
Los aficionados a la gastronomía exótica están de enhorabuena: murciélagos, ardillas, serpientes, lagartos, ratas del bambú y los arrozales, cigarras y saltamontes fritos, puercoespín estofado, algas fritas y larvas.