Orientado al oeste, pues la península de Cabo Verde es el extremo occidental del continente, Senegal constituye la puerta de entrada del África negra. Poblado desde el Paleolítico, el país del baobab, con un relieve poco accidentado, si bien no ofrece al viajero los paisajes más espectaculares del continente, reúne atractivos como para no dejarle indiferente. Senegal es una encrucijada humana, un caleidoscopio de etnias que reúne un 90% de musulmanes. Doctorados en teraanga (hospitalidad), es conocido el humor natural de sus gentes; sus griots, cantando al son de la kora desde la noche de los tiempos; sus luchadores, entrenados místicamente por morabitos... Senegal es también el entramado de bolongs de sus manglares, sus agradables playas, sus seis parques nacionales –como el de Djoudj– con variada fauna, el delta del Saloum, el saladísimo lago Rosa, el legado arquitectónico y cultural de Saint-Louis o el histórico de la isla de Gorée.
De noviembre a febrero-marzo la temperatura es agradable y el clima seco. De finales de junio a septiembre, las lluvias son fuertes pero pasajeras.
Situado en la zona intertropical, siempre hace calor, con una fuerte insolación. Hay dos estaciones: la seca (de octubre a junio) y la de lluvias (de julio a septiembre). Enlace página clima
No hay nada que temer, pero especial precaución en Casamance y Dakar.
En avión. No hay vuelos directos pero sí con escalas en Marruecos, Túnez, Argel o Lisboa, según las compañías.
Por carretera, en transporte compartido que comprende desde los minibuses, autobuses grandes, camionetas hasta los taxis de la sabana. La red de carreteras está bastante bien desarrollada, aunque después del periodo de lluvias las vías más frecuentadas se deterioran y pueden resultar peligrosas. En algunos casos es indispensable un vehículo 4x4, a tener en cuenta si optáis por el alquiler de vuestro propio coche. El barco es el medio para llegar a Casamance desde Dakar.
Los hoteles son de precio elevado, pero han surgido pequeños alojamientos o albergues con encanto en las zonas turísticas más asequibles. También existe la opción de instalarse en bungalós o cabañas fuera de las urbes, en los campamentos. Otra alternativa es alquilar a particulares tanto apartamentos en la ciudad o casas y cabañas en la costa, con todas las comodidades y la posibilidad de contratar a una persona para cocinar.
Siempre recomendamos leer con atención el capítulo de Generalidades de nuestra guía de Trotamundos Routard. En el caso de Senegal creemos que esta lectura resulta imprescindible, por las peculiaridades del país africano. En él encontraréis la respuesta a todas aquellas dudas que se os planteen antes de iniciar vuestro viaje: qué documentación se necesita; vacunas y cuestiones sanitarias básicas; si es seguro viajar fuera de los circuitos; qué idioma se habla (incluimos un breve vocabulario de wolof y de francés de Senegal); si se puede pagar con tarjetas de crédito...
Encrucijada entre África y Occidente, ciudad en plena mutación, conserva barrios populares como Medina, Yoff o Patte d’Oi, y el colonial de Plateau. En la punta de las Almadies o la playa de N’Gor disfrutad de una copa o de excelentes mariscos.
Tan cerca de la animación de Dakar y paradójicamente tan lejos. Pasear por sus callejuelas restauradas, holgazanear en las terrazas de sus restaurantes frente al mar y descubrir la rica cultura de este importantísimo enclave en la historia de la esclavitud.
Pasear por sus calles constituye una inagotable fuente de bienestar e inspiración. Construida sobre una isla, está conectada con el continente por un impresionante puente metálico. Su casco histórico es Patrimonio Mundial. Entre la isla y el océano, el barrio de pescadores.
Esta zona protegida (a la vez parque nacional y reserva de la biosfera), también conocida como «la Amazonia de Senegal», está sembrada de pueblos tradicionales aislados en los manglares, donde la vida transcurre apaciblemente. Descubridlos en piragua.
A 35 km al este de Dakar, meta del rally París-Dakar hasta 2008, más salado que el Mar Muerto (¡y diez veces más que el agua del mar!), podréis bañaros mientras leéis un libro… puesto que la alta salinidad impide que os hundáis. Visitadlo un fin de semana desde Dakar
Tercera reserva de pájaros del mundo, está declarado Patrimonio Mundial. En él hay flamencos rosas y decenas de miles de pelícanos, pero también ocas de Gambia, cormoranes, águilas pescadoras, avocetas, espátulas, monos rojos y varanos (del Nilo)...
Formada a partir de restos y fragmentos de conchas y moluscos, se llega a ella cruzando un puente peatonal. Podréis visitar el pueblo, un cementerio de conchas y los graneros de mijo sobre pilotes, y del baobab sagrado, el mayor ejemplar de Senegal.
Recorrer relajadamente en bicicleta la región descubriendo casas tradicionales con impluvio o de dos plantas, en M’Lomp o hacia el cabo Saint-Georges, y salid al encuentro de los habitantes de los pueblos que cruzaréis a orillas del camino.
A salvo del turismo de masas, os podréis sentir como si estuvierais (casi) solos en el mundo. El pueblo se anima cada año, particularmente en el momento de su célebre y pintoresco carnaval. Es el escaparate de la cultura diola.
El parque nacional más extenso de Senegal. Aquí no están los Big Five, pero con un poco de suerte, y sobre todo mucha paciencia, podréis ver diferentes variedades de antílopes, facóqueros, monos, así como una gran cantidad de pájaros.
Las playas más bellas de Senegal. Vuestras principales ocupaciones serán tomar el sol en una bonita playa de arena fina rodeada de cocoteros, la pesca y las actividades deportivas y náuticas.
Para los aficionados a la ornitología, es un lugar de ensueño: flamencos, pelícanos, garzas, garcetas y otras muchas aves se dan cita en este lugar.
A menos de 150 km de Dakar, esta extensión de dunas de menos de 20 km2, está formada por fina arena de tonos ocre, muy fotogénica al ponerse el sol. Y además, el océano Atlántico solo está a 8 km.
Los bediks constituyen una de las etnias más desconocidas y fascinantes de Senegal. Sus celebraciones rituales a lo largo del año, durante las cuales se bebe el dolo (cerveza de mijo), se pierden en la noche de los tiempos.
A Podor, un antiguo emporio colonia a 215 km de Saint-Louis por carretera, también se puede llegar por el río, con un bonito crucero que realiza el barco Bou-el-Mogdad. Aprovechad para visitar los alrededores de algunas mezquitas omarianas.
Todos los días hacia las 18 h tiene lugar el regreso de las coloridas y pintorescas piraguas de los pescadores. Constituye un gran momento que debéis disfrutar con los cinco sentidos. Se puede completar la experiencia con una rápida visita al astillero vecino.